El presidente francés, el socialista Francois Hollande, aprovechó su discurso de Año Nuevo, para lanzar cargas en profundidad contra los dos principales favoritos a sucederlo en junio próximo, el conservador Francois Fillon, y la ultraderechista Marine Le Pen.
Hollande, quien ante su bajísima popularidad renunció el 1 de diciembre a presentarse a su reelección en los comicios a dos vueltas de abril-mayo de 2017, atacó esta noche con dureza sin nombrarlos a Fillon y Le Pen, al tiempo que envió mensajes a la izquierda para evitar una dispersión que amenaza con dejarla sin posibilidades en la primera vuelta.
Contra la presidenta del ultraderechista Frente Nacional (FN), dijo que sus principales propuestas constituyen una negación de lo que es Francia.
«Francia está abierta al mundo, es europea, fraterna. Cómo imaginar nuestro país parapetado entre muros, limitado a su solo mercado interior, restableciendo su moneda nacional y además discriminando a sus hijos según su origen. Eso no sería Francia», afirmó el mandatario en un mensaje televisado poco antes de la medianoche local.
Hollande hizo notar que cosas que se daban por supuestas como la democracia, la libertad, los derechos sociales o incluso la paz «se tornan vulnerables, reversibles», como a su juicio lo ilustran el referéndum sobre el ‘brexit’ (la salida británica de la Unión Europea), el resultado de las elecciones presidenciales en Estados Unidos o «el ascenso de los extremismos en Europa».
Contra el ganador de las primarias de la derecha francesa en noviembre, advirtió a los electores de que «está en juego el modelo social», los servicios públicos, el sistema educativo, en referencia al programa del ex primer ministro Fillon (2007-2012) para reducir drásticamente el número de funcionarios o privatizar parcialmente el sistema de salud.
En cuanto a los cuatro meses y medio que le quedan de mandato, Hollande sostuvo que «hasta el último día» seguirá en su «tarea de servir a (su) país», y recordó que desde el comienzo su gran prioridad ha sido «recuperar (la) economía para que el desempleo baje».
En el frente de la lucha antiterrorista, el presidente francés constató que Francia en 2016 «ha sido golpeada por terribles atentados», empezando por el de Niza el 14 de julio (86 muertos), y que la amenaza extremista «no se debilita».
Eso significa -señaló- que habrá que continuar combatiéndola tanto en el interior -con acciones policiales y contra el fenómeno de la radicalización-, como en el exterior, con las operaciones militares en las que participan las tropas francesas, sobre todo en Siria e Irak, pero también en Mali.
Para ilustrar su implicación, el presidente francés anunció que el lunes viajará a Irak para estar con sus soldados que allí adiestran y ayudan a los militares de ese país para desalojar al grupo islamista radical Estado Islámico (EI) de las regiones que controla, empezando por Mosul.
Hollande no se olvidó de del que es tal vez su mayor logro en política exterior, la firma en París en diciembre de 2015 del acuerdo internacional sobre el cambio climático, y cargó sin nombrarlo contra el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien constituye ahora la principal amenaza para su aplicación práctica.
El mandatario socialista insistió en que «Francia no dejará a nadie, ni a ningún Estado, por mucho que sea el más grande, cuestionar este logro de la comunidad internacional», según reprodujo la agencia de noticias EFE.
Tras la emisión de su discurso por televisión, el jefe del Estado realizó una visita, acompañado por su ministro de Interior, Bruno Le Roux, a las fuerzas de seguridad desplegadas en el centro de París para proteger los festejos de Año Nuevo.
Fuente: Telam