Un video casero que exhibe a Hugo Moyano confesando que fondos del sindicato de Camioneros fueron girados a la caja del Club Atlético Independiente para resolver su crisis económica y financiera se puede transformar en la primera evidencia sólida para acusar de administración fraudulenta al ex jefe de la Confederación General del Trabajo. «A Camioneros le debemos muchísimo, porque sin ese colorcito verde no hubiese sido posible poner en funcionamiento el Club, terminar el estadio y muchas otras cosas», se observa decir a Moyano en el video que está posteado en la página oficial de Independiente en Facebook.
Frente a los conceptos de Moyano –explicitados en un asamblea general de Independiente destinada a aprobar la memoria y balance 2016/2017-, la Justicia primero intenta determinar qué monto de dinero del sindicato de camioneros fue girado para enfrentar la crisis económica y financiera del club que supo alinear a Bochini y Bertoni.
Hasta ahora, no han encontrado una constancia fehaciente de los fondos gremiales que permitieron a Independiente pagar los sueldos de los jugadores y los empleados del club de Avellaneda, y menos todavía de las partidas autorizadas por Moyano para terminar de construir el Estadio Libertadores de América.
«Escuché que no querían que la camiseta de Independiente dejara de ser Roja y pasara a ser verde. No nos equivoquemos, al Rojo no lo vamos a abandonar; pero sin ese colorcito verde no hubiésemos puesto al Club en el lugar en el que está. Si hay muchachos que pertenecen a una actividad gremial, primero son de Independiente y trabajadores. Y reitero que sin Camioneros no hubiésemos podido salir del desastre que nos dejaron», aseguró Moyano el pasado 28 de septiembre, durante la Asamblea de Socios de Independiente.
Frente a la confesión de Moyano, en Tribunales se ofrece un argumento jurídico básico: los aportes de los trabajadores y de las empresas son para la mutual del Sindicato de Camioneros, y no se pueden distraer esos fondos para otros destinos no previstos en la ley.
Si se probara que esa distracción sucedió, Moyano podría ser imputado por administración fraudulenta.
En la investigación preliminar que se hace en Tribunales, no sólo no hay constancias de los giros de partidas gremiales de Camioneros a Independiente, sino que además no encuentran ninguna argucia jurídica que permitiera justificar la decisión de Moyano de colaborar con las arcas del club de Avellaneda. Los aportes son para los trabajadores, y no pueden distraerse hacia otros fines, aunque el control de la caja del gremio y del club esté en las mismas manos.
«Estas asambleas permiten a todos decir lo que piensan, sin temor a represalias. Celebro eso, pero hagamos memoria y pensemos cómo se actuó en los momentos difíciles. Antes de que termine la anterior gestión, cuando quedó de interino Claudio Keblaitis, fue esa institución de color verde la que pagó los salarios y un montón de cosas que permitieron ascender. Gracias a Camioneros la escuela pudo tener computadoras nuevas. No hay que hablar despectivamente, porque a todos les debemos algo», reconoció Moyano ante los socios reunidos para aprobar la Memoria y Balance 2016/2017.
La Justicia ya avanzó sobre Omar «Caballo» Suárez, Juan Pablo «Pata» Medina y Víctor Santa María, tres sindicalistas que han tenido dificultades para justificar su patrimonio personal. Y ahora puso foco sobre Moyano, que sabe cómo presionar a un gobierno, a las empresas de su sector gremial y a sus propios compañeros de la CGT.
Aún resta determinar si habrá una presentación en la Justicia penal ordinaria o en los tribunales de Comodoro Py. Si Moyano eventualmente sólo distrajo fondos provenientes de los aportes de los trabajadores y de las compañías aportantes, habrá Justicia penal ordinaria. En cambio, si se prueba que Don Hugo usó fondos públicos, la investigación se radicará en la Justicia federal.
Moyano no es Suárez, ni el Pata Medina. Tiene solidaridad corporativa y maneja el transporte nacional, una herramienta que ya utilizó a favor de Cristina Kirchner cuando aún tenía la entrada franca a Olivos. Todo sucederá después de las elecciones del 22 de octubre, un punto de inflexión para el gobierno y la oposición peronista en cualquiera de sus formas.