De sus aliados históricos, aquellos que lo acompañaron desde las épocas del MTA en los años 90, Hugo Moyano siempre entendió que el más leal a él de todos era el judicial Julio Piumato. «Si un día voy preso, Julio va a ir a robar una gallina para ir preso conmigo», solía celebrar en privado el jefe camionero.
Puede que la amistad personal entre ambos dirigentes siga en pie. La que sí se rompió fue la relación política y sindical. Es más: Piumato ya anunció que se abrió de lo que hasta ahora se conoció como «moyanismo».
«Tendré autonomía», se le escuchó decir al titular de la Unión de Empleados de Justicia de la Nación.
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Algo idéntico había dicho a principios de mes el portuario Juan Carlos Schmid, al anunciar que se abría de Hugo Moyano. «Yo a partir de este momento voy a mantener mi plena autonomía», anunció Schmid el pasado miércoles 7.
La decisión de Piumato puede leerse como el alejamiento del último aliado histórico que le quedaba al líder camionero. De lo que supo ser el núcleo duro del moyanismo, se abrieron el taxista Omar Viviani (rompió en 2012), Schmid y ahora Piumato. El canillita Omar Plaini volvió a articular con Moyano, pero por el kirchnerismo. Ya no se lo puede definir como moyanista.
Clarín intentó consultar a Julio Piumato, pero el dirigente se excusó: «Perdoná, pero estoy enfocado en la elección de mi gremio, que será el 19 de abril», dijo por teléfono. Antes de cortar, agregó: «Mi relación personal con Hugo Moyano sigue firme».
Pero, según reconstruyó este diario en fuentes gremiales, el judicial le anunció al camionero en al menos un par de oportunidades que había tomado la decisión de abrirse de su espacio.
La decisión se hizo palpable este sábado, en la marcha a 42 años del último golpe militar. Piumato marchó en una columna junto a activistas de la Juventud Sindical y al portuario Schmid.
Pablo Moyano, número dos de Camioneros, en cambio, se movilizó junto a un puñado de sindicalistas kirchneristas: el maestro Roberto Baradel, el canillita Plaini, el bancario Sergio Palazzo y el ceteista Hugo Yasky.
La clave del alejamiento de Piumato está ahí, en la alianza que Pablo Moyano teje con el kirchnerismo.
Aunque fue un ferviente K, al igual que Moyano y otros dirigentes cegetistas Piumato había roto con Cristina Kirchner en 2012.
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Pero Piumato es de los que no volvería a encolumnarse con el kirchnerismo debido a la pelea que tiene en el Poder Judicial. Su rival es la camporista Vanesa Siley, titular del Sindicato de Trabajadores Judiciales (Sitraju) y diputada nacional. El Sitraju es un gremio que nació en la Justicia de la Ciudad y rivaliza con el de Piumato.
Fuentes gremiales comentaron que Piumato habló con Hugo Moyano de la incomodidad que le generaba el acercamiento de Pablo Moyano a Vanesa Siley. Pero que el jefe camionero no atendió su planteo.
La última vez que hablaron fue antes de la cumbre peronista del pasado 16 de marzo en San Luis. Piumato le adelantó que no iría al Encuentro de la Militancia Peronista, donde Moyano se dejó ver junto a José Luis Gioja, Alberto Rodríguez Saá y Jorge Taiana, entre otros dirigentes.
Además del acercamiento con el kirchnerismo y puntualmente con Siley, a Piumato le molestó el portazo que Pablo Moyano dio en la CGT, cuando renunció a la secretaria gremial de la central obrera sin haber discutido la decisión con ninguno de los gremios aliados.
En el sindicalismo peronista, los Moyano están aislados.