Cuando hace siete días Asrul Tuanakota encontró lo que en principio creyó que eran los restos de un barco hundido, no pensó que su hallazgo recorrería el mundo desde su pequeño pueblo en una isla remota de Indonesia. Pero así fue y los medios de todo el planeta dedicaron una gran cobertura a lo que en un comienzo se pensaba que era un gigantesco calamar.
Sin embargo, no era un calamar lo que flotaba en las costas de Seram. Lo que se asemejaba a tentáculos era otra cosa totalmente distinta, según los expertos que analizaron las imágenes pero que no entienden qué pudo haber pasado para que el animal terminara allí, en esas aguas cálidas.
La sangre que perdió la criatura marina tiñó de rojo gran parte de la costa de la isla y eso llamó aún más la atención de los pobladores, que se acercaban al lugar de a decenas. Pero finalmente, científicos dedicados al estudio de la fauna marina pudieron determinar qué era: una ballena. Lo raro es saber qué hacía allí.
«Intentar identificar una enorme criatura marina desde tan lejos es algo difícil, pero a medida que se comenzó a compartir información específica, se pudo hacer foco sobre la identidad«, manifestó George Leonard, del Conservatorio Oceánico.
Seram, la más grande del grupo de islas de la provincia de Maluku, es una ruta común de la migración de ballenas. Sin embargo, algo llamó la atención de los expertos en zoología marina: ¿por qué fue a morir a la costa y no lo hizo, como el resto de las ballenas de su especie, en el fondo del océano?
Una de las hipótesis que se estudian por el momento es que la criatura fue víctima de una infección bacteriológica que produjo más gases de lo normal y la llevó a morir en aguas más cálidas, consignó The Washington Post. También pudo haber muerto por causas no naturales: ¿pudo ser chocada por un barco?
Fuente: Infobae