Casi un 80 por ciento de las solicitudes de dispensa por parte de sacerdotes se deben a que tuvieron un hijo, según informó el prefecto de la Congregación del Clero del Vaticano, el cardenal Beniamino Stella.
“Un cálculo aproximado de las solicitudes de dispensa muestra que alrededor del 80 por ciento de ellas implican la presencia de prole, aunque a menudo concebida tras el abandono del mismo ministerio”, precisó Stella en una entrevista con el portal oficial del Vaticano VaticanNews.
Ante estos casos, el Vaticano cuenta con un documento de la Congregación para el Clero para uso interno, una especie de guía sobre qué se debe hacer en estos casos que, según indica el portal del Vaticano, han permanecido “tabú” durante mucho tiempo con la consecuencia a menudo de que estos niños crecían sin tener un padre conocido y reconocido.
El cardenal Stella precisó que la cuestión de la descendencia de sacerdotes en los expedientes relativos a las dispensas sacerdotales fue tratada, de hecho, como una causa prácticamente “automática” para una rápida presentación del caso al Papa con el fin de conceder la dispensa misma.
Responsabilidades
Además, declaró que se están haciendo “esfuerzos” para que la dispensa de las obligaciones del estado clerical se obtenga “en el menor tiempo posible, un par de meses” para que el sacerdote pueda estar con su hijo.
Una situación de este tipo, según puntualizo, se considera “irreversible” y exige que el sacerdote abandone el estado clerical aunque se considere apto para el ministerio. Los problemas aparecen cuando el sacerdote que ha tenido descendencia no quiere pedir la dispensa porque la relación con la madre del menor terminó o cuando el obispo o superior del lugar piensa que “después de haber ayudado económicamente a la descendencia, o después de haber trasladado al sacerdote, el clérigo puede continuar ejerciendo el ministerio”.
En los casos en que, según la evaluación del obispo o del superior responsable, la situación exige que el sacerdote asuma las responsabilidades derivadas de la paternidad, pero no quiere pedir la dispensa, el caso se presenta a la Congregación para la dimisión del clérigo del estado clerical.
“Obviamente, un hijo es siempre un regalo de Dios, no importa cómo haya nacido. La pérdida del estado clerical se da porque la responsabilidad parental crea una serie de obligaciones permanentes”, afirmó. Si bien, manifestó que hay “excepciones” aunque son “raras”, como el caso en que el recién nacido pasa a formar parte de una familia ya consolidada, en la que otro padre asume con respecto a él el papel de padre; o cuando se trata de sacerdotes con hijos que ya son “maduros”, de 20 a 30 años.
En los últimos días, el psicoterapeuta Vincent Doyle, hijo de un sacerdote católico irlandés y fundador de Coping International, una asociación para la defensa de los derechos de los hijos de sacerdotes católicos de todo el mundo, estuvo presente en Roma. Doyle quiere “salir del anonimato” y ayudar psicológicamente a “las muchas personas nacidas de una relación entre una mujer y un sacerdote”.
Según recordó Stella, el cardenal Claudio Hummes fue el primero en llevar a la atención del Santo Padre, en ese momento Benedicto XVI, los casos de sacerdotes menores de 40 años con descendencia, proponiéndoles que obtuvieran la dispensa sin esperar el cuadragésimo año, tal como lo estipulan las normas de la época. Tal decisión tiene como objetivo principal de “salvaguardar el derecho de los hijos a tener a su lado un padre además de una madre”.
DPA