Valiosa por donde se la mire. Porque sirvió para cortar una racha de seis encuentros sin victorias, Porque dejó algunas actuaciones individuales convincentes después de dudas inquietantes. Y porque fortalece al grupo, lo afirma en su idea y le sirve para ganar confianza de cara al duelo del miércoles ante River. Por esa suma de razones, la victoria de Independiente sobre Colón, el 3-0 algo exagerado pero incuestionable, tiene un enorme valor para el equipo de Ariel Holan.
Dos goles de Emmanuel Gigliotti y uno de Silvio Romero le dieron a Independiente un triunfo que se venía haciendo rogar. Seis partidos debió esperar el Rojo, tras aquella consagración en Osaka, para volver a cantar victoria. Los dos empates sin goles ante Santos, las igualdades ante Newell’s, Estudiantes y Brown de Adrogué (con posterior derrota por penales) y la caída ante Defensa y Justicia) habían generado un clima de preocupación ampliamente justificada: los resultados no aparecían pero, aún peor, el equipo había perdido bastante de su identidad.
Esta vez, aun con varias ausencias, Independiente recuperó buena parte de esa marca de origen que lo reconcilió con su historia. Sin la base de su equipo titular, los suplentes intentaron -y durante muchos pasajes lograron- jugar a lo de siempre. Y aun con baches e intermitencias, aprobaron.
Colón se paró dispuesto a disfrutar de la impaciencia ajena. Dos líneas de cuatro, Alan Ruiz como conductor-lanzador y Leguizamón como única punta. Pero el desarrollo le traería malas noticias. Primero, a la media hora de juego, la decisión de Holan de rotar a sus extremos (Verón pasó a la derecha y Braian Romero, a la izquierda). Enseguida, el buen pase de Asís para Verón, el centro del wing y el cabezazo goleador de Gigliotti. Y en la última acción del primer tiempo, la segunda amarilla a Ruiz y a jugar 45 minutos 11 contra 10. Demasiados contratiempos.
El partido, resuelto en apariencia, ofrecería sin embargo algunos episodios como para ponerle algo de color. Un penal errado por Gigliotti a los 11, una magistral tapada de Campaña (en su partido 100) ante un cabezazo de Leguizamón. Un golazo del ingresado Silvio Romero tras un exquisito taco de Gaibor. Y un golazo de Gigliotti para terminar con todo.
Queda, además de la chapa, un par de apuntes: el enorme respaldo de la gente a Nicolás Domingo, sin dudas la figura de la cancha. El cálido apoyo a Gigliotti y el igualmente cálido apoyo a Silvio Romero, dos que presumiblemente pelean por un lugar. La ovación a Alan Franco cuando entró a jugar los 20 finales. La devoción por Campaña. Señales todas de un público que respiró aliviado y se entusiasma de cara a la Copa, acaso lo único que le importa.
Se fue dulce la gente.
El equipo había reaparecido justo a tiempo.
Fuente: Clarín