«Podemos celebrar los festivales más tarde. Pero prioricemos la vida y la salud de nuestros ciudadanos», añadió Uddhav Thackeray, ministro jefe de Maharashtra, cuya capital es Bombay.
Sus declaraciones se produjeron en vísperas del festival hindú Ganesh Chaturthi, de 11 días de duración, que comienza el viernes.
La última ola de coronavirus desbordó los hospitales de India y se sabe que se cobró más de 200.000 vidas. De hecho, este escenario se produjo después de una de las mayores reuniones religiosas del mundo, el Kumbh Mela, que atrajo a unos 25 millones de peregrinos hindúes.
Los expertos atribuyen a esa reunión, a los grandes mítines de las elecciones estatales y a la variante delta -detectada por primera vez en India- la responsabilidad de aumentar los infectados.
En tanto, las autoridades señalaron que el reciente aumento de casos en el estado sureño de Kerala, tras el festival de Onam en agosto, debería ser motivo de alarma.
Mientras se espera que esta semana se introduzcan restricciones a los desplazamientos y las actividades en Nagpur, otra importante ciudad de Maharashtra, el estado vecino de Karnataka, se mantendrá el toque de queda nocturno y se prohibirá la celebración de Ganesh en los distritos que registren niveles positivos más altos.
India es el segundo país del mundo con mayor número de casos registrados, con más de 33 millones de infecciones y 441.000 muertes hasta la fecha.
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