El abogado y maratonista Daniel Sebastián Ujhelly fue multado por un juzgado de faltas de las Islas Malvinas al intentar llevarse un “recuerdo”. Se trata de una munición de Monte Longdon, donde se desarrolló una de las batallas de la guerra de 1982, por lo que debió pagar casi 50.000 pesos para poder salir del archipiélago.
“Fue una bala muy cara”, ironizó Ujhelly, ya relajado desde la ciudad correntina de Curuzú Cuatiá, donde vive hace cinco años, después de la odisea que le tocó vivir en las islas.
El abogado viajó a Malvinas el pasado 23 de marzo para participar de la maratón más austral del mundo, pero su estadía se prolongó hasta el 7 de abril, ya que debió enfrentar varias horas detenido, y un breve juicio que se le siguió y que concluyó con el pago de una multa de 800 libras, lo que representan unos 48.600 pesos.
“Me acusaron de tenencia de munición de guerra”, explicó el abogado, que se vio obligado a desembolsar esa cifra para poder salir de las islas.
Cuando se disponía a regresar al continente, el pasado 30 de marzo, en el aeropuerto de Mount Pleasant, se detectó -mediante rayos X- que en la valija despachada por el abogado había una munición de 7 milímetros, por lo que fue retenido y puesto a disposición de las autoridades.
Ujhelly precisó que encontró la munición en un tour por Monte Longdon, uno de los lugares donde se desarrolló una de las batallas más cruentas de la guerra de Malvinas, y se la había llevado como un recuerdo ya que significaba un “pedazo de la historia”.
Según informa el Penguin News -el principal medio de prensa de las islas- en su edición del viernes, el fiscal del caso, Stuart Walker, explicó que el abogado argentino no había declarado el elemento, pese a los carteles de advertencia sobre los elementos prohibidos en un vuelo.
“El fiscal de las islas se portó bien y manifestó que yo no era alguien peligroso, que la munición no representaba realmente un peligro para la aviación y que estando en bodega no tendría acceso a ella”, dijo Ujhelly, quien debió afrontar en las islas un breve juicio que incluyó una videoconferencia con Londres.
“El fiscal londinense se ensañó conmigo y me acusaba de intento de atentado terrorista más o menos”, añadió.
Según el Penguin News, el magistrado de la Corte, James Brooks, señaló que mientras una falta similar en el Reino Unido podría significar una sentencia con privación de libertad hasta por cinco años, en las islas “no había tal recomendación, sino a lo sumo una sentencia máxima admisible de hasta tres meses”.
No obstante, consideró que los jueces de faltas tendrían que tomar en cuenta “la temprana admisión de responsabilidad del acusado, su buena disposición a colaborar y su evidente falta de de intención de utilizar la munición para el propósito para la cual fue creada”.
Finalmente, los jueces de falta Derek Clarke, Anton Liversmore y Paul Freer le impusieron la multa de 800 libras, que se sumó a otros gastos que debió afrontar el maratonista, que tuvo que sacar otro pasaje de avión y extender su alojamiento una semana en un hotel de las islas.
“Podría haber apelado la sentencia, pero si me daban audiencia dentro de tres semanas eran más gastos para quedarme. El fiscal de Londres y los jueces locales estuvieron duros con la multa”, se quejó, como así también del trato que recibió de la policía local.
Finalmente, el domingo 7 pudo abandonar las islas en el vuelo semanal que viaja hacia la ciudad chilena de Punta Arenas. De allí, se trasladó a Río Gallegos, y -vía Buenos Aires- llegó finalmente a su hogar en Curuzú Cuatiá el miércoles de esta semana.
Fuente: Los Andes