Investigan el ataque en la Prefectura de policía de París como un posible acto terrorista

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El ataque donde murieron el jueves cuatro policías en la Prefectura de la policía de Paris, en manos de un empleado administrativo convertido al islam 18 meses antes, está siendo analizado como un posible atentado terrorista.

Los fiscales del parquet nacional antiterrorista (PNAT) están a cargo de la investigación desde la tarde del viernes, luego de que se investigara el teléfono de Michael Harpon, el atacante de 45 años e informático en el servicio de inteligencia, y su personalidad.

La investigación ha cambiado la carátula por la calificación de “asesinato y tentativa de asesinato sobre persona depositaria de la autoridad pública en relación con una empresa terrorista” así como “asociación de malhechores terrorista criminal”.

La esposa de Michael fue detenida provisoriamente en la residencia de los Platanes en Gonesse, en el departamento de Val d’Oise, en los suburbios de Paris. Ella relató que su marido estaba “muy excitado” la noche anterior al ataque y “escuchaba voces”. Ambos son sordos y tienen dos hijos de 9 y 3 años.

La mujer del atacante explicó a los investigadores que “estaba incoherente” y que “se despertó brutalmente”. Lo describió como “una crisis de demencia”. El interrogatorio fue con un intérprete del lenguaje de signos.

Hasta ahora los investigadores no entendían las razones del ataque ante al aprecio que los colegas sentían por él, tras 16 años de trabajo común.

Los vecinos de Gonesse están absolutamente asombrados. “Era una familia que jamás hacia hablar de ella”, describieron.

París reforzó la ya férrea seguridad tras el ataque del jueves en la Prefectura de policía. /EFE

París reforzó la ya férrea seguridad tras el ataque del jueves en la Prefectura de policía. /EFE

Algunos de ellos recordaron que, vestido con un Djellaba larga y sandalias, Michael, que había nacido en la isla francesa de Martinica, concurría a rezar a la mezquita los viernes, como muchos de sus vecinos. Nadie había notado un proceso de radicalización.

Los vecinos los describen como “una familia normal, que se ocupaba de sus hijos. El era muy cerrado, muy discreto, como esa gente que pasa el día en la Internet”, dijo uno de ellos.

“El me ha hablado de su falta de evolución profesional, ligada a su discpacidad. Tenía un cierto complejo”, dijo Adelazis, que lo conocía y es secretario adjunto de la asociación musulmana de Gonesse.

La Prefectura de la Policía en Francia es un fuerte en la Ile de la Cité, donde trabajan miles de personas y sus accesos están seriamente custodiados y controlados. No se puede ingresar si no se pasa por un scanner y si no se presentan los documentos de identidad. El cuchillo de cerámica de cocina del atacante no fue detectado por el scanner porque no era metálico.

Michael trabajaba en el departamento de inteligencia, que investiga el reclutamiento jihadista y la radicalización en París y los suburbios. El sector era el heredero directo de la dirección de inteligencia general de la policía (RGPP), que jugó un rol esencial en la lucha antiterrorista entre los 70 y el año 2000. Cuenta actualmente con cien miembros y fue reforzada tras los atentados terroristas del año 2015.

Más allá de analizar los casos de inmigración irregular en el edificio de la Prefectura, el departamento analiza los casos de terrorismo islamista, la ultraizquierda como los “Blackblocs” en las marchas de los Chalecos Amarillos, la ultraderecha y todos los casos de “subversiones violentas”.

Sus empleados son objetos de un proceso de veto, que investiga su situación familiar, asociativa, su militancia y su entorno y tiene una habilitación de “secreto defensa”. Eso significa que no tiene ni una conducta ni antecedentes incompatibles con su función y el tratamiento de informaciones sensibles. Michael era antillano y trabajaba hace 16 años en la misma dependencia en el departamento informático, con categoría C de empleado. Si bien tenia una credencial de policía, no usaba arma.

El inédito drama en el más frecuentado edificio policial del país se produjo el jueves a las 12 y media del mediodía, cuando Michael apuñaló con un cuchillo de cerámica a su inmediato superior de inteligencia en su despacho, a otro policía vecino, que murieron a causa de las heridas y a un empleado administrativo de ese departamento.

Continuó con la masacre en la escalera de mármol que se dirige a las oficinas del primer piso y atacó en ella a dos mujeres: una policía y una empleada de la dirección del personal. A la policía la mató y a la otra, que trabajaba en el departamento de recursos humanos, la dejó en grave estado y continúa internada en un hospital militar. Otra persona fue herida.

Finalmente un joven policía de 24 años, que se había incorporado a la fuerza una semana antes, le dio la voz de alto en la Cour 19 de agosto 1944. Le pidió tres veces que arrojara el cuchillo y al no hacerlo, le disparó a la cabeza en el patio. Murió sobre la vereda. Exactamente cayó en el lugar donde miles de extranjeros llegan a retirar su permiso de trabajo y de residencia cada día y donde los policías estacionan sus vehículos, frente al rio Sena, la catedral de Notre Dame y la iglesia de la St Chapelle.

El prefecto de Paris, Didier Lallement explicó: «Nuestra lucidez de policías no nos hace descartar ninguna hipótesis”.

La portavoz del gobierno, Sibeth Ndiaye dijo a la radio Franceinfo que “la hipótesis jihadista evidentemente no puede ser descartada». Pero alertó sobre las “fake news”.

“No porque sea musulmán debe ser terrorista. El hecho de que se haya convertido al Islam no es un signo automático de radicalización», sostuvo la portavoz.

El Ministerio del Interior llamó a la prudencia y a respetar las informaciones del parquet judicial.

Los franceses se acercan a firmar un libro de oro abierto en homenaje a las víctimas.

María Laura Avignolo/Clarín

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