El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken regresó el viernes de Oriente Medio una vez más con las manos vacías, pues el primer ministro israelí rechazó los llamados de Estados Unidos a suspender la prometida invasión por tierra a la ciudad gazatí de Rafah, la cual está atiborrada de civiles desplazados.
Israel afirma que Rafah es el último bastión de Hamas y que la milicia debe ser derrotada para que Israel cumpla sus objetivos de guerra. Israel prometió destruir a Hamas tras el ataque del grupo el 7 de octubre, en el que murieron cerca de 1.200 personas y 250 más fueron tomadas como cautivos, y que desencadenó la feroz ofensiva por tierra y aire de Israel contra Gaza.
Netanyahu afirmó que le dijo a Blinken que Israel trabaja en formas de desalojar a los civiles de las zonas de combate y de atender las necesidades humanitarias de Gaza, donde, según autoridades de ayuda internacional, toda la población sufre inseguridad alimentaria, además de que la hambruna es inminente en el norte de la región.
Al terminar su sexta visita a Oriente Medio desde el inicio de la guerra, Blinken dijo a la prensa que Estados Unidos comparte el objetivo de Israel de derrotar a Hamas.
“Pero una gran operación por tierra en Rafah no es, a nuestro juicio, la forma de lograrlo, y fuimos muy claros al respecto”, afirmó, y añadió que Israel enfrenta un creciente aislamiento si sigue adelante.
La inminente invasión de Rafah ensombrece los esfuerzos actuales para llegar a un acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamas. Blinken, que también se reunió con líderes árabes en su viaje de esta semana, reconoció que “todavía hay mucho trabajo por hacer”.
Blinken habló poco después de que una resolución de cese al fuego, respaldada por Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, fue vetada por Rusia y China. Blinken dijo que era “inimaginable” que esa medida hubiera sido rechazada.
(Con información de AP)
Fuente Infobae