El proyecto de ley ya fue ingresado a la cámara baja del Parlamento italiano y podría significar una revolución en Occidente. Italia podría convertirse en el corto plazo en el primer país en otorgar una «licencia menstrual» a aquellas mujeres que trabajen en relación de dependencia.
La normativa, que todavía no fue debatida en el recinto y que está en etapa germinal, otorgaría a cada empleada tres días de licencia pagas por mes si argumentan estar sufriendo dolores menstruales. Algunos medios locales celebraron la iniciativa. La revista dedicada a temas femeninos Marie Claire la calificó como «un progreso».
Sin embargo, algunos son críticos y creen que esta iniciativa podría ser perjudicial para las mujeres y su inclusión en el mundo laboral. Quienes cuestionan la ley manifiestan que el proyecto podría representar en definitiva una penalidad para que compita de igual a igual frente a un hombre por un puesto en una empresa. Lorenza Pleuteri escribió una columna en la que expone la debilidad de la ley. En ella expresó que «los empleadores podrían volverse más orientados a contratar hombres que a mujeres».
Italia es uno de los países con menor participación de las mujeres en la fuerza laboral total.
Sólo el 61 por ciento de las mujeres italianas trabajan, muy por debajo del promedio europeo que se ubica en 72 por ciento. La nueva ley podría profundizar esa tendencia. Para peor: según la oficina de estadísticas oficial de ese país, la ISTAT, el 25 por ciento de las mujeres son despedidas durante el embarazo o poco tiempo después de dar a luz, por más que esta práctica resulte ilegal. La paga también es desigual: en la actualidad el sector femenino recibe en promedio 1.8 euros menos que el hombre por hora trabajada.
«Las mujeres ya se toman días libres por sus dolores menstruales, pero la nueva ley les permitirá hacerlo sin usar certificados de licencia u otros permisos. Sin embargo, por otro lado no puedo obviar que esto podría tener repercusiones negativas. La demanda de empleadas mujeres en las compañías puede descender, o podrían ser penalizadas en sus salarias y en sus carreras», indicó Daniela Piazzalunga, economista del instituto FBK-IRVAPP, a The Washington Post.
La escritora feminista Miriam Goi fue más allá. En una columna publicada en Vice, advirtió que dejar expuestas a las empleadas bajo esta situación podría acrecentar la creencia machista y los estereotipos de que las mujeres están más sensibles durante su etapa menstrual. Irene Facheris, una defensora de la ley explicó en su sitio Bossy que la licencia es un «gesto humano que reconoce el dolor que muchas mujeres tienen que atravesar durante el ciclo».