
El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, afirmó este domingo que los recientes ataques aéreos contra instalaciones nucleares en Irán han logrado retrasar significativamente el programa nuclear iraní, aunque insistió en que Washington no está en guerra con la República Islámica, sino con sus ambiciones atómicas.
Las declaraciones de Vance se producen horas después de que Estados Unidos bombardeara las instalaciones de Natanz, Isfahán y Fordow, en una ofensiva que marcó una escalada directa en el conflicto abierto entre Irán e Israel, iniciado el 13 de junio. El Pentágono confirmó el uso de bombarderos B-2 y misiles Tomahawk lanzados desde submarinos, en un ataque coordinado contra tres centros neurálgicos del desarrollo nuclear iraní.

Vance justificó la operación como una medida necesaria frente a la “amenaza inminente” del avance nuclear de Irán. “Creemos que hemos destruido el programa nuclear iraní. Lo hemos retrasado por mucho, mucho tiempo”, declaró. También se refirió al programa de misiles balísticos de Irán, al que calificó como “un fracaso”, y aseguró que Washington ha recibido mensajes indirectos desde Teherán, sin brindar mayores detalles.
En el terreno, medios iraníes reportaron explosiones en las provincias de Bushehr y Yazd, mientras la portavoz del gobierno, Fatemeh Mohajerani, negó que haya peligro para la población civil cercana a las instalaciones nucleares atacadas. “Los habitantes de Natanz, Isfahán y Fordo pueden seguir con sus vidas normalmente”, afirmó en declaraciones a la televisión estatal.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó que no se han detectado aumentos de radiación, pero advirtió que un eventual ataque a la central nuclear de Bushehr podría provocar una liberación radiactiva a cientos de kilómetros.
Finalmente, desde el Parlamento iraní se propuso este sábado el cierre del estrecho de Ormuz, paso clave para el comercio global de crudo, como represalia a los ataques estadounidenses. Aunque la medida fue respaldada por la Comisión de Seguridad Nacional, la decisión final está en manos del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
Fuente Infobae