«Nunca me fui de La Ñata… está buena esa definición». José Scioli está de muy buen humor. Ahora que pasaron casi seis años desde que se alejó durante un tiempo de su hermano y de la gestión bonaerense, y en vísperas de la elección que lo tiene al gobernador y candidato del Frente Para la Victoria con altísimas chances de triunfar, «Pepe» suda optimismo. «El voto útil somos nosotros, para no tener que volver a votar y definir la elección del 25 de octubre. La gente, cuando vota a Scioli, vota al peronismo y al Frente Para la Victoria. Cuando nos votan a nosotros, saben lo que están votando», se ufana.
Ex secretario General del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, el hermano de Daniel Scioli renunció a ese cargo en diciembre del 2009, enlodado en profundas diferencias con el gobernador y con el estilo de conducción del Gobierno nacional, que seis años después se aglutinó detrás de la figura del ex motonauta. «Yo creo que en el 2009, y lo dije oportunamente, creo que el Gobierno tenía muchísimos logros como para estar confrontando permanentemente con todo el mundo. Y había dos temas que me preocupaban mucho, y el tiempo me dio la razón, que eran la droga y el narcotráfico. Era un tema que no estaba en la agenda. Y el segundo tema es el inflacionario, que había que atenderlo, que no tenía que ver la realidad con lo que estaban marcando los índices. Yo no me callé la boca», recuerda el ex funcionario provincial. Esas críticas le valieron en su momento una catarata de reprimendas oficialistas y unos cuantos años de ostracismo sciolista. Scioli se recluyó luego junto al diputado Francisco de Narváez. Hasta que volvió al redil bonaerense, «al único espacio político que tiene un norte», según él: desde hace tiempo es uno de los principales colaboradores del gobernador y la cabeza visible de la Fundación Desarrollo Argentino (DAR), el think thank naranja con el que fatigó el país.
El ex secretario bonaerense es apenas más punzante que el gobernador. Apenas: «Pepe» deja en evidencia que el estilo zen a la hora de declarar es un bien primordial en la familia Scioli. Lo demuestra, por ejemplo, al ensalzar la figura y la gestión ferroviaria de Florencio Randazzo, que hace una semana se fotografió con su hermano en la localidad bonaerense de Chivilcoy. El ministro del Interior y Transporte y ex precandidato presidencial fue un crítico bestial del gobernador. José Scioli habla por él y por su hermano: dice que no hay que esperar rencores en una eventual presidencia del ex motonauta. Por el contrario, asegura que habrá que acostumbrarse a las tres P que lo caracterizan: «Prudencia, paciencia y perseverancia, las tres P», se ríe su hermano, y agrega la cuarta, «peronismo». «Va a ser el mismo Daniel de toda la vida», avisa.
El mandamás de la Fundación DAR está confiado. Muestra incesante un grueso cuadernillo con las millonarias inversiones provinciales que haría su hermano en caso de suceder a la Presidenta, fruto de la rúbrica de 19 actas compromisos. Es un trabajo desmenuzado por Juan Manuel Pichetto, hijo del jefe del bloque K en el Senado, que trabaja para él en la fundación, que tiene su sede en el centro porteño.
Durante casi una hora de charla, en el marco del ciclo «Café político» de Infobae, Scioli vuelve a rechazar un hipotético debate frente al otro postulante en caso de que el candidato oficialista deba dirimir la sucesión de Cristina Kirchner en un ballotage. Para él, no hará falta. «Estamos confiados en que la gente nos va a acompañar para ganar en primera vuelta, esperemos al 25 de octubre y después hablamos. Confiamos en que vamos a tener una muy buena elección», abunda.
Así como en su momento no se aferró a su cargo, «Pepe» jura que en caso de ser presidente, el gobernador todavía no le confió qué lugar le tiene reservado, en días en los que el ex campeón motonauta empezó a despejar públicamente las dudas en torno a un eventual gabinete. «Yo creo que ya demostré que no me desvivo por los cargos públicos, primer punto. En segundo lugar, un presidente tiene la autonomía y la libertad absoluta de poner a los hombres donde considere que los tiene que poner. Él sabe que conmigo cuenta, y lo va a decidir él oportunamente», explica. La Secretaría General de la Presidencia y la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) son las dos oficinas por las que circuló el nombre de José Scioli si es que su hermano triunfa en las elecciones.
Disuade con algunas definiciones, pero «Pepe» es tajante en la defensa de Aníbal Fernández, una figura que arranca todo tipo de versiones en torno a la convivencia con el sciolismo. «Aníbal Fernández va a ser un gran gobernador de la provincia de Buenos Aires. Yo confío en Aníbal Fernández», asegura. Descree, dice, de las denuncias de la oposición y de las investigaciones judiciales que dan cuenta de una supuesta vinculación del jefe de Gabinete y candidato bonaerense con el tráfico de efedrina.
Aunque la mayor incógnita de cara al futuro que desvela al sciolismo es el rol que tendrá Cristina Kirchner después del 10 de diciembre. «Pepe» ensaya una respuesta. «Ojalá que la Presidenta también colabore y ayude, estoy seguro que así va a ser. Cristina va a ser una mujer de consulta permanente», augura.
