Juan Minujín anticipa «Los dos Papas»: «La película ilumina lo que pasó acá en los 70»

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El próximo 20 de diciembre se estrenará en Netflix «Los dos Papas». Si bien la película narra principalmente la transición entre Benedicto XVI y Francisco en el papado, interpretados por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce respectivamente, ahonda en la historia del argentino, retrotrayéndose a los tiempos en los que era Jorge Bergoglio.

Quien se hizo cargo del papel de recrear a un Bergoglio más joven, incluyendo los controvertidos años de la última dictadura, fue Juan Minujín. En diálogo con RatingCero.com, el actor contó los pormenores de la construcción de este jugado personaje.

¿Qué sabías antes y cómo preparaste el personaje de Bergoglio?

– No sabía mucho porque no tengo una formación religiosa. Lo conocía como un personaje público y político. Investigamos mucho. Busqué material en Internet para tener información en la cabeza. Después entrevistamos a mucha gente que trabajó y estudió con Bergoglio. Un padre jesuita me ayudó mucho en eso. La mayoría nos decía que era alguien muy estricto, que no sonreía nunca. Por otra parte, la idea de Fernando (Meirelles, el director) era que Bergoglio de joven y Francisco sean prácticamente dos personajes distintos. Cambié mi perspectiva al conocer la agenda que tomó Francisco, que parece interesante como voz de un líder internacional.

¿Cómo se construyó la dinámica para darle coherencia al personaje durante toda la película?

– Cuando me confirmaron el trabajo me llevaron a Londres, donde trabajamos una semana con Fernando y Jonathan (Pryce, el actor que interpreta a Francisco), haciendo lecturas de guion. Yo le grabé todas las partes de Jonathan en inglés, porque él quería trabajar en un acento argentino lo más específico posible, por lo que trabajé un poco con la coach de acentos de él. Fernando no quería específicamente que tuviéramos gestos en común, que camináramos de la misma manera. Sentía que la película trabajaba de otras maneras, con otras capas. Además, en la investigación uno de los puntos en común de los testimonios era acentuar en el cambio que tuvo Bergoglio cuando fue Papa. Tanto Jonathan como yo trabajamos más que nada con Fernando.

¿Te interesa la proyección internacional de este proyecto?

– Desde ya que me interesa, por ir abriendo trabajo hacia otros lugares. Más allá de que esta es una película de Hollywood, de escala enorme y nivel altísimo, me interesa en general trabajar en otras culturas, donde la gente trabaja distinto, donde uno además no es nadie y tenés cierta libertad, porque acá ya estás cargado de un montón de cosas.

Hacés un personaje que terminó siendo Papa, atravesando la época de la Dictadura: ¿sentiste una responsabilidad especial por ese motivo?

– No. Sentí que en el guion hay una coherencia, atravesando los años más oscuros de Bergoglio y la parte más controversial de su vida de una manera muy valiente, sin evadir los puntos que todos como argentinos conocemos y son críticos y polémicos. En ese sentido, me parece que la película va bien y me representa. No me pasó de decir ‘che, esto no es lo que yo pienso’. Después, como responsabilidad de hacer un personaje vivo, real y que todo el mundo conoce, al principio arranque con un poco más de presión, pero tenía mucha confianza en Fernando, estaba excitado con el trabajar con él, quien me quitó mucha presión, haciéndome sentir que ‘era un personaje más’. La película es una recreación ficcional sobre estos dos personajes, líderes. La parte de los flashbacks es interesante como atraviesa la historia. Los argentinos conocemos lo que pasó, pero en otros lugares, donde presentamos la película, mucha gente no sabe qué pasó acá en los 70’s. La película ilumina bastante eso.

¿Qué expectativas tenés con la recepción de la película y tu personaje?

– Creo que la película va a tener una recepción global muy buena. Interpela mucho más allá de la gente que está metida en la Iglesia Católica. En definitiva, la película habla de dos personas que piensan muy distinto y pueden encontrar lugares en común donde pueden acordar. En un mundo tan polarizado, donde es tan difícil establecer un diálogo y es más fácil pelearse, esta película recorre un camino donde un personaje es muy conservador, el otro es más progresista y encuentran puntos en común sobre los cuales pueden avanzar. En este sentido creo que va a tener una buena recepción. En cuanto a mí, lo que me importa es que la veo y estoy contento con el trabajo que hice, y la película me parece hermosa, muy divertida; tiene el sello de Fernando, un desenfado en cómo muestra los personajes que me parece que va a funcionar bien.

¿Qué reflexión tenés del cargo del Papa después de hacer la película?

– Personalmente, me parece que es un desastre ser Papa (risas). El director decía ‘yo quiero filmar como si fueran dos tíos, uno más simpático, otro más antipático’. La película algo de eso consigue. Uno ve a dos tipos, uno desesperado porque se quiere ir y otro que tiene la ambición de cambiar algo pero a la vez hay siglos de institución por detrás. Lo veo más como un martirio. A su vez, es uno de los líderes más interesantes de escuchar.

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