Después de 12 horas de tiroteo y enfrentamientos, el ataque y la toma de rehenes en el Hotel Intercontinental de Kabul concluyó con 10 muertos, entre ellos cuatro atacantes y un civil extranjero, y más de 150 empleados y huéspedes liberados por las fuerzas de seguridad afganas.
El ataque comenzó cuando un miliciano se inmoló anoche en la entrada del lujoso hotel, muy popular entre visitantes extranjeros, y generó una oportunidad para que tres compañeros suyos ingresaran al edificio con armas, explosivos y chalecos listos para ser detonados, informó la agencia de noticias EFE.
«El ataque terminó completamente después de que todos los atacantes fueron eliminados», informó este domingo a EFE a el vocero del Ministerio de Interior, Nasrat Rahimi.
«Todas las habitaciones del hotel han sido despejadas una por una, el hotel está completamente despejado y la operación ha terminado. Ninguno de los terroristas continúa en el establecimiento», confirmó, poco después, otro vocero del Ministerio, Najib Danish.
Las fuerzas de seguridad lograron rescatar durante la noche a 151 huéspedes, 41 de ellos extranjeros, y empleados. Todos se encuentran a salvo y sin heridas.
En el intenso tiroteo, sin embargo, fallecieron seis civiles, entre ellos uno extranjero. Mientras aún no se conoce la identidad de la mayoría de las víctimas, el gobierno sí identificó al jefe del Directorio de Telecomunicaciones de la provincia de Farah, en el oeste del país, quien se encontraba en el hotel junto a sus pares de otras provincias para participar en una conferencia sobre tecnologías de la información, organizada por el gobierno de Kabul.
El Hotel Intercontinental se encuentra en lo alto de una colina en el oeste de la capital afgana y, dado que es uno de los lugares elegidos por funcionarios importantes y extranjeros, siempre está muy bien vigilado.
Rahimi explicó que hasta hace unas semanas, el hotel estaba a cargo de las fuerzas de seguridad afganas. Ahora está en manos de de una empresa privada.
Pese a ser uno de los lugares más protegidos y seguramente por ser un lugar de encuentro de las personas más poderosas e influyentes del país y que llegan a Afganistán, el hotel ya había sido atacado en junio de 2011.
En aquel asalto, 21 personas murieron, entre ellas dos extranjeros y el ataque se convirtió, como ayer, en un largo enfrentamiento entre los milicianos y las fuerzas de seguridad.
En 2011, el ataque fue reivindicado por el movimiento insurgente talibán, el mismo que diez años atrás había sido derrocado por la invasión y la ocupación militar estadounidense.
En tanto, ningún grupo armado se adjudicó la autoría de este último asalto. Sin embargo, la prensa local destacó que la semana pasada el gobierno afgano, el Alto Consejo para la Paz de Afganistán y líderes talibanes comenzaron una ronda de diálogo informal en Turquía para abrir un proceso de paz que ponga fin a la espiral de violencia sin fin que vive el país desde la invasión estadounidense de 2001. con el propósito de abrir un proceso formal de paz en el país asiático.
Desde que Washington y la OTAN dieron por terminadas misiones de combate en ese país, el gobierno afgano ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes talibanes y actualmente sólo controla el 57% del territorio, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán del Congreso de Estados Unidos.
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