La socialista Bachelet, de 66 años, la primera mujer presidenta de Chile, torturada por la dictadura pinochetista en los años ’70 y enérgica defensora de los derechos de las mujeres, fue ratificada en el cargo ayer por parte de la Asamblea General de la ONU.
La dos veces presidenta de Chile reemplazará desde el 1 de setiembre al príncipe jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, un vigoroso crítico de los abusos de derechos humanos en varios países, incluidos Estados Unidos bajo el gobierno de Donald Trump, Rusia y China.
“No puedo pensar en nadie mejor calificado para el cargo”, dijo a periodistas el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, que la presentó como “una pionera” y “una sobreviviente de la brutalidad de las autoridades que ha vivido bajo la oscuridad de la dictadura”.
Pero alertó que Bachelet enfrenta un tremendo desafío al asumir el mandato en momentos en que “el odio y la desigualdad aumentan, el respeto por las leyes humanitarias y de derechos humanos declina, el espacio para la sociedad civil se reduce, la libertad de prensa está bajo presión”.
“Me siento muy honrada”, reaccionó Bachelet desde Santiago, en un video publicado en su cuenta Twitter.
“Cumpliré con toda mi fuerza, con toda mi energía y mis convicciones con esa gran tarea que lo que busca es darle dignidad y bienestar a todas las personas”, aseguró.