Todo se preparó contrarreloj, como en cualquier casamiento… y un poco más: veinte días atrás, los novios decidieron adelantar la fecha. Pero hasta el último detalle ya está listo, y este sábado 24, Isabel Macedo y Juan Manuel Urtubey se contraerán matrimonio por civil en la Finca Las Costas, propiedad de la familia del gobernador, y ubicada a una decena de kilómetros de la capital salteña.
Con la celestina de la pareja, Milagros Brito, como una de los testigos, la ceremonia -muy breve- estará oficiada por la titular del Registro Civil local. Macedo y Urtubey firmarán la Libreta Roja -el político ya estuvo casado por Iglesia con la madre de sus cuatro hijos- ante los invitados que desde este viernes ya empezaron a arribar a la provincia.
La boda puna-chic, como la bautizó la prensa andina, se desarrollará a lo largo del día, y contará con casi 350 personas; la mayoría son familiares -sobre todo de Urtubey: sus hermanos le obsequiaron la fiesta, nada salió de la gobernación- mientras que habrá unos cien amigos de los dos. Entrarán por grupos, ya que cada uno de los invitados recibió la invitación -vía WhatsApp- con su correspondiente hora de llegada pautada. La primer tanda deberá ingresar a las 11.
¿Qué se degustará en la carpa ya montada para la ocasión? Un menú norteño, por supuesto. De entrada: empanadas, tamales, humitas y queso de cabra. Luego el infaltable asado, y dulces regionales para el postre. Todo matizado con el mejor vino salteño.
La novia lucirá un vestido del diseñador Javier Saiach, que será «un homenaje a la Argentina». Isabel no usará joyas, y el peinado y el maquillaje resaltarán por su sobriedad. Los zapatos de su amigo Ricky Sarkany y un accesorio de platería realizado por el orfebre de la gobernación, Horacio Bertero, completarán su atuendo.
Entre los famosos no faltarán Agustina Lecouna -íntima amiga de Macedo-, Carla Peterson con su esposo, Martín Lousteau, Oscar González Oro, Mariano Martínez, Eleonora Wexler y Federico Amador -estos tres últimos, compañeros de Isabel en la nueva ficción Amar después de amar-.
¡Ya está todo listo! Ahora, a disfrutar de la fiesta. O a ser testigos privilegiados de la boda del año.
