La fiesta de Diego Torres en Lollapalooza 2023: anduvimos el mismo camino

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(Fotos: Gustavo Gavotti)

Si algo reconoce el gen Lollapalooza es la diversidad, en el sentido más amplio del término. Libre de prejuicios musicales, el festival nuclea en su origen ese magma novedoso definido como alternativo, pero en su evolución, y sobre todo en la experiencia en Argentina, supo nuclear a artistas de diferentes estilos y generaciones.

Por este motivo, Diego Torres puede cuadrar naturalmente en una grilla con María Becerra Lil Nas X, como quizás no podría hacerlo en otros festivales de rock. Y el público es el que más entiende esta premisa, y en la lluviasoleada tarde del domingo, se acercó en masa a ser testigo en vivo y en directa de esas canciones que escucharon en algún lugar de su inconsciente.
Diego Torres brilló con una banda de lujo y sus clásicos de siempre (Fotos: Gustavo Gavotti)Diego Torres brilló con una banda de lujo y sus clásicos de siempre (Fotos: Gustavo Gavotti)

Con el oficio y el aplomo de tantos años de escenarios, Diego armó el setlist a tono con este tipo de eventos. Echó mano a sus grandes clásicos que sonaron casi en continuado, apenas matizado con su particular carisma de entretenedor. Ingresó al trote, pisando sobre seguro al compás de “Puedo decir que sí”. Lentes oscuros, chaleco sin mangas irregular y el sostén de una big band para apuntalar una de las propuestas más llamativas de la grilla.

Diego Torres al galope en el Hipódromo de San IsidroDiego Torres al galope en el Hipódromo de San Isidro

“Buenas tardes, Buenos Aires. ¿Estamos listos para cantar?” preguntó Diego antes de jugar con sus coristas y dar paso al medley con “Por la vereda del sol”, y la multitud le hizo caso, con el celular en mano, para retratar el momento. “Es una alegría estar en este festival con estos artistas tan diversos. Me gusta cantar para gente tan joven”, señaló el cantante, haciéndose cargo de la brecha generacional y bromeó al adjudicarse 28 años.

Pero a la hora de la seriedad, el show de Torres no tuvo fisuras. Sostenido en el cubano Alex Batista, director musical de esta etapa, impregnando de aún más swing latino a su propuesta, se lució en la tríada “Sueños”, “Abriendo caminos” y “Andando”.

Después de “Que no me pierda” llegó el momento más rockero de la tarde con “Amor correspondido”, grabada originalmente junto a Carlos Santana en su álbum de duetos. Aquí, las luces se fueron con su sobrino Pedro, quien tomó la posta del genial guitarrista mexicano y recibió la merecida ovación del público. Y para contrastar, el clima caribeño -nunca mejor puesto a juzgar por los vaivenes del cielo de San Isidro- dio paso a “Usted”, a pura percusión sabrosona.

El público fue un instrumento más en el show y cantó todas las canciones El público fue un instrumento más en el show y cantó todas las canciones

“Esta es una canción para mi familia, como la tuya, como cualquier otra”, dijo más tarde justo él, integrante de una de las familias más representativas del espectáculo. El pie fue para “Tratar de estar mejor”, catártica, cadenciosa, con el público con los celulares en alto y las manos en forma de plegaria.

La sonrisa de Diego durante su gran show en Lollapalooza (Fotos: Gustavo Gavotti)La sonrisa de Diego durante su gran show en Lollapalooza (Fotos: Gustavo Gavotti)

“Las canciones son inoxidables, están ahí. Acompañan muchas vidas, muchas causas, en momentos buenos malos. Como esta canción que dice así…”, dijo el cantante antes del cierre y todos supieron que era el preludio para “Color esperanza”. Uno de los títulos que fue banda de sonido de la crisis argentina de 2001, ocurrida cuando muchos de los presentes aún no habían nacido, y sin embargo la corearon como si fuera el último tema de moda. Porque así son los clásicos, perduran a lo largo del tiempo y se pasan de generación en generación.

Fuente Teleshow

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