Además de sufrir una profunda crisis económica, política y social, otra de las preocupaciones del pueblo venezolano se centra en la delicada situación eléctrica. Es que el país caribeño podría ser víctima de un apagón nacional si no logra superar los problemas energéticos.
En este momento, Venezuela supera la barrera de «emergencia extrema», debido a los 245,04 metros sobre el nivel del mar (msnm) que alcanza la cota del embalse de Guri, ubicado en el estado de Bolívar, complejo hidroeléctrico que ilumina la República Bolivariana.
Al superar los 240 msnm, límite para entrar en situación de «emergencia extrema», el gobierno chavista se vio obligado a establecer mayores restricciones al servicio hidroeléctrico.
El racionamiento que aplicó el régimen chavista afectó desde los centros comerciales hasta las empresas básicas del Estado. Incluso, con el objetivo de ahorrar energía, el Gobierno redujo la jornada laboral de la administración pública.
«Podría decir que a mediados de abril podemos tener un colapso eléctrico», adelantó el pasado 19 de febrero el general Luis Motta Domínguez, ministro de Energía Eléctrica, quien en esa oportunidad indicó que se debían tomar medidas urgentes para evitar un apagón nacional.
Sumado a esta situación, el fenómeno climático conocido como El Niño prolongó la sequía en el país. Los especialistas estiman que las lluvias recién volverán en julio.
«Al haber déficit de precipitaciones, los caudales seguirán por debajo del promedio; habrá déficit del caudal en la cuenca del Caroní, que compone junto con las cuencas andinas el más importante sistema hidroeléctrico y proporciona el 60% de la energía a todo el territorio nacional. Los embalses como el de Guri no van a llenarse», explicó a El Nacional el ingeniero Valdemar Andrade, de la Estación del Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela (UCV), citado por Diario Las Américas.