“Los cristianos han reconocido desde la antigüedad que Dios no es ni hombre ni mujer”, afirma la Iglesia de Inglaterra en un comunicado.
“Sin embargo, la variedad de formas de dirigirse y describir a Dios que se encuentran en las Escrituras no siempre se ha reflejado en nuestro culto”.
La Iglesia -y los teólogos- afirman que esto no es nada nuevo, y que forma parte de un impulso más amplio para adaptar el lenguaje que utiliza a los tiempos contemporáneos.
Cualquier decisión de cambiar el lenguaje utilizado para referirse o dirigirse a Dios necesitaría también la aprobación del órgano legislativo de la Iglesia, y hasta ahora no hay consenso sobre el mejor lenguaje a utilizar.
Se planteó “una actualización para desarrollar un lenguaje más inclusivo, que ofrezca más opciones a quienes desean utilizar la liturgia autorizada y hablar de Dios de una manera no sexista».
«Asignar un género a Dios siempre ha sido una cuestión de metáfora, ya que somos incapaces de decir nada que encapsule la divinidad de manera efectiva en el lenguaje humano”, advirtió el reverendo Diarmaid MacCulloch, profesor emérito de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford.
“Por tanto, es natural que exploremos más a fondo cómo podemos hablar de Dios en la liturgia, dados los grandes cambios en la comprensión del género y la sexualidad que se están produciendo en la sociedad”, ahondó.
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