El arzobispo de Paraná, monseñor Juan Alberto Puiggari, aprobó un protocolo para “prevenir y concientizar” sobre abusos sexuales que dispone que ningún cura ‘debe permanecer a solas ni recorrer largas distancias con un menor o adulto vulnerable‘.
En el documento, que fue aprobado por el arzobispado de Paraná, se prohíben ‘reuniones en dormitorios o habitaciones privadas‘, como así también los ‘castigos físicos o el uso de lenguaje humillante o degradante‘.
El ‘protocolo arquidiocesano de actuación ante la sospecha o descubrimiento de casos de abusos sexuales‘, que está acompañado por las ‘Normas arquidiocesanas de comportamiento en el trato con menores de edad y adultos vulnerables‘, será de cumplimiento obligatorio para todos las personas adultas que se desempeñen con menores en los espacios arquidiocesanos, esto incluye a clérigos, religiosos y laicos.
Entre otras prohibiciones, en el documento aparecen ‘realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual‘; ‘poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico‘ y ‘consumir alcohol o drogas‘.
También, dentro del texto, se incluye la prohibición de ‘involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas con menores o adultos vulnerables‘, y llama a ‘ejercer extrema prudencia en los medios audiovisuales que se utilicen‘ y evitar ‘expresiones de afecto exageradas‘.
El abogado Pablo Follonier, miembro de la Comisión Arquidiocesana para la Protección de los Menores de Paraná que elaboró el protocolo, indicó en diálogo con Cadena 3 que el fin es ‘elaborar políticas para proteger del mayor modo posible a menores relacionados a la Iglesia‘.
Trascendió que el protocolo está en línea con lo establecido en los últimos años por el Vaticano y con las recomendaciones de la Conferencia Episcopal Argentina.
‘Con respecto a la relación con menores o adultos vulnerables, es obligatorio comportarse positivamente con ellos y mantener límites apropiados. El adulto es responsable de mantener estos límites y de reconocer, alertar y poner los remedios necesarios cuando corran riesgo de ser vulnerados por cualquiera de las partes‘, se indica en el protocolo.
Puntos principales
Puntos principales de las ‘Normas arquidiocesanas de comportamiento en el trato con menores de edad y adultos vulnerables‘ aprobado por el arzobispado de Paraná:
– Se prohíbe realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual, especialmente delante de menores o adultos vulnerables.
– Se prohíbe poseer o exhibir cualquier material sexual o pornográfico, especialmente delante de menores o adultos vulnerables.
– Se prohíbe consumir o estar bajo la influencia de alcohol, drogas o utilizar lenguaje vulgar, en particular cuando se trabaje con menores o adultos vulnerables.
– Se prohíbe involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas con menores o adultos vulnerables con quien se trabaje.
– Se debe ejercer siempre una extrema prudencia en el manejo de los medios audiovisuales que se utilicen con menores o adultos vulnerables (internet, música, impresos, etc.), los cuales deberán ser revisados previamente para asegurar que sean apropiados para ellos.
– Se debe respetar siempre la privacidad de los menores y adultos vulnerables, sin que esto pueda interpretarse como justificación para no cumplir con el deber legal de denunciar aquellas situaciones que las leyes exijan.
– Se debe mantener siempre una actitud profesional al interactuar con menores o adultos vulnerables, evitando familiaridades y expresiones de afecto exageradas o injustificadas.
– Se prohíbe dar o recibir regalos personales o desproporcionados a menores o adultos vulnerables. Estos gestos, si bien pueden ser realizados con buena intención, podrían incomodarlos o ser erróneamente interpretados.
– Se debe evitar en todo momento el contacto físico con menores o adultos vulnerables. Si es el menor o adulto vulnerable quien inicia gestos como un abrazo, la respuesta debe ser sobria, breve y apropiada, y siempre en lugares públicos y delante de otras personas.
– Un adulto nunca debe permanecer a solas con un menor o adulto vulnerable en una habitación u otro ámbito cerrado. Cuando esto no sea posible, la reunión tendrá lugar con la puerta al menos semiabierta, o asegurándose de alguna manera la posibilidad de ser vistos en todo momento. Nunca se mantendrán estas reuniones en dormitorios o habitaciones privadas, sino en sectores específicamente habilitados a estos efectos.
– Un adulto nunca debe recorrer largas distancias en auto o en otro medio de transporte a solas con un menor o adulto vulnerable.
– Los e-mails, mensajes de texto e interacciones a través de las redes sociales de un adulto con un menor o adulto vulnerable deberán ser siempre prudente y responsablemente utilizados, y no podrán constituir el canal habitual de comunicación entre ellos.
– Un adulto no debe nunca compartir habitación en hoteles, casas u otros habitáculos con menores o adultos vulnerables. En caso de que estén en juego circunstancias de salud u otras equivalentes, deberá haber al menos dos personas adultas con el menor o adulto vulnerable.
– Los adultos no deben nunca estar a solas con menores o adultos vulnerables en los servicios de baños, duchas, vestuarios u otras áreas semejantes. En caso de que circunstancias de salud u otras equivalentes hagan necesario que un adulto acompañe a un menor en esos ámbitos, deberá haber al menos dos personas adultas presentes.
El Tribuno