Desde la segunda presidencia de Cristina Kirchner, la crisis avanza y no deja de sembrar secuelas. Lo reflejan los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA), el barómetro de la Iglesia. En la última década, solo cuatro de cada diez personas lograron evitar el umbral de la pobreza.
Al mismo tiempo, un 30% de la población nunca dejó de ser pobre y tres de cada diez personas lo fueron alguna vez en los últimos diez años.
Los dramáticos índices fueron dados a conocer por Cáritas, la principal organización social de la Iglesia, que el sábado y el domingo próximos realizará su tradicional colecta anual (en las parroquias y por vía digital), para recaudar fondos que permitan sostener los programas de desarrollo humano integral y de asistencia alimentaria en todo el país.
Ninguno de los tres gobiernos nacionales desde 2010, comandados sucesivamente por Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, pudieron revertir un núcleo duro de pobreza que se consolidó en el país. Las últimas mediciones del Observatorio, creado en 2008 por la Universidad Católica Argentina (UCA) y constituido en uno de los registros sociales más confiables, muestran un índice de pobreza del 43,8%(18 millones de personas) y reflejan que uno de cada diez ciudadanos “experimenta hambre de manera cotidiana”. En la última década, la indigencia se duplicó: pasó de 4,2% (2011) a 8,8% (2021).
Cáritas y el ODSA elaboraron el documento “Radiografía de la pobreza en la Argentina. ¡Es urgente acortar distancias!”, que sistematiza los estudios del Observatorio desde 2010 y profundiza, también, sobre la problemática del mercado laboral. Solo el 42% de la población activa accede a un trabajo digno y el 58% consigue un empleo precario, un trabajo de indigencia o está desocupado.
El informe revela que el núcleo duro de la pobreza está principalmente en las 5687 villas o barrios populares que se extienden en el país, donde miles de familias acceden en forma muy limitada a servicios básicos. A lo largo del año pasado. Cáritas asistió a casi 700.000 personas con alimentos y programas de promoción humana integral.
“Son barrios de trabajadores que tienen deseos: una tierra para tener su hogar y un trabajo para sostener a sus familias. Tierra, techo y trabajo son los anhelos de todos los argentinos”, advirtió monseñor Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires, vicepresidente de Cáritas Argentina y referente de la Pastoral en Villas de Emergencia, durante la presentación del documento, en la parroquia Santa María Madre del Pueblo en el Bajo Flores.
“En estos últimos años la brecha se ha agigantado y han aumentado los pobres y los indigentes. Esta es la verdadera brecha en la Argentina, y no puede seguir sucediendo. Nuestro país no va a ser dichoso si no se acorta esa brecha”, advirtió el obispo Carrara.
Una secuencia en ascenso
El termómetro de la pobreza marcaba en 2011 un índice del 25,9%, con un 4,2% de indigencia. Hoy ambas cifras trepan al 43,8% y 8,8%, respectivamente. El cuadro social se agrava entre los menores de 18 años, entre los cuales la pobreza impacto al 64 por ciento, según l medición del Observatorio.
“Una parte importante de la sociedad no logra cumplir sus sueños y muchos ni siquiera pueden satisfacer sus necesidades elementales, dijo el el sociólogo y director del ODSA, Agustín Salvia, para quien el problema argentino es que esta pobreza no es nueva. Destacó que “el 60% de la población ha sido pobre en algún momento en los últimos años”.
“No hemos logrado encontrar las coordenadas de una política de estado capaz de dar respuestas a las necesidades de trabajo y de desarrollo humano. Cuatro de cada diez argentinos son pobres, tanto de ingresos como en el ejercicio a derechos sociales fundamentales, como la educación, la salud, la vivienda y el hábitat”, añadió Salvia.
Las respuestas, arriesgó, pasan por instrumentar “políticas de desarrollo que atiendan los problemas urgentes de la gente a través de la educación, la salud, el empleo y el trabajo, y políticas activas que atiendan la pobreza estructural”,
El director ejecutivo de Cáritas Argentina, Nicolás Meyer, llamó a participar activamente de la colecta y observó que “el sistema actual genera pobreza y exclusión”. Añadió que existen “muchas experiencias de trabajo y de superación” y planteó el desafío de “crecer en trabajos dignos, que disminuyan la brecha social”.
Al explicar el trabajo territorial en la Iglesia en materia social, la directora de Cáritas Laferrere, Rosa Garzón, explicó que la organización “pone mucho el corazón en los espacios educativos. El foco no es solo lo alimentario, sino que “se mira al futuro”.
En 2021, Cáritas recaudó en su colecta $218,6 millones, un 73,3% más que el año anterior, y el dinero se destina a programas de ayuda inmediata y de desarrollo humano integral, como microemprendimientos productivos y de autoconsumo, capacitación laboral, inclusión educativa, abordaje de las adicciones y cuidados de la primera infancia, entre otros planes, que se realizan a lo largo de todo el año, a través de una red de3500 equipos de trabajo y 40.000 voluntarios.