«El papa Francisco no ha tenido ninguna injerencia. La decisión de realizar la celebración de la misa en Luján fue absolutamente mía», dijo Radrinzzani, arzobispo de la diócesis que abarca a las localidades bonaerenses de Mercedes y Luján, en el oeste de los suburbios de la capital argentina.
En una carta pública, el religioso afirmó que haber oficiado la misa en la que tomaron parte los gremialistas más críticos de la gestión del centroderechistaMacri tuvo como objetivo «propiciar una súplica (…) para favorecer un clima de diálogo que ayude a superar las dificultades que sufren muchos argentinos».
«Nunca tuve la intención de apoyar ni a un partido, ni a una ideología, ni a personas concretas», insistió Radrinzzani.
La popular Basílica de Luján fue escenario el sábado de una misa convocada por sindicalistas opositores a Macri en Argentina.
Los miles de asistentes llevaron banderas argentinas y colmaron la plaza frente a la Basílica de Luján, patrona de la Argentina y uno de los principales destinos de peregrinación en el país.
Según el gremialista, el pontífice «está preocupado» por el modelo económico que Macri lleva adelante y que, a criterio de Moyano, «suma cada vez más pobres y desocupados».
Pablo Moyano es hijo de Hugo Moyano, el histórico ex líder sindical peronista que en el último tiempo se erigió como un duro crítico de Macri y su Gobierno.
Los Moyano enfrentan varias investigaciones judiciales, una de ellas por una presunta asociación ilícita que habría defraudado al club de fútbol Independiente, donde ambos son directivos.
De acuerdo a la acusación de un fiscal, Pablo Moyano habría integrado una supuesta asociación ilícita junto a la primera línea de la «barrabrava», la hinchada violenta, que se dedicaba a la venta ilegal de entradas a los partidos, entre otras actividades.
DPA