La Iglesia expuso su consternación y lamento ante la creciente tensión entre el Gobierno nacional y los gremios docentes, en medio de la puja por las paritarias y la huelga que condiciona el inicio de clases de hoy.
El presidente de la Comisión Episcopal de Educación Católica, monseñor Eduardo Martín, expuso su preocupación al respecto e hizo un llamado al diálogo con el fin de encontrar un acuerdo que «satisfaga a las dos partes».
«Preocupa la escalada de la confrontación y violencia verbal porque aleja toda posibilidad de solución», explicó el titular eclesiástico en declaraciones a la agencia DyN.
El prelado llamó a un diálogo inmediato y pidió, por un lado, a las autoridades políticas que hagan un esfuerzo máximo para «dar lo que más se pueda» a los maestros, mientras que al propio gremio docente le reclamó «ceder un poco», respecto a la dureza de su postura.
Por su lado, el arzobispo de La Plata, monseñor Héctor Aguer, defendió una posición muy crítica contra los docentes e hizo referencia a los alumnos como los principales damnificados por el conflicto.
«En nuestro país, los sindicatos toman a los escolares de rehenes, y exhiben un apego a principios dialécticos de relación con el poder que ignora que la ciencia política los ha dejado atrás hace décadas», dijo el viernes, durante una misa por el inicio del ciclo lectivo en la provincia de Buenos Aires.
Precisamente, la provincia bonaerense fue el distrito que el viernes impuso la conciliación obligatoria a los docentes, luego de que los maestros rechazaran una propuesta mejorada con una suma no remunerativa a cuenta de incrementos salariales, medida que los medios consideraron ilegal.
En tanto, la Conferencia Episcopal Argentina tampoco dejó pasar por alto el conflicto y publicó en las redes sociales su intención elegida para el mes de marzo: «Para que quienes están involucrados en la educación de los argentinos formen en valores y desarrollen en cada uno las virtudes cívicas que conforman una red de compromisos estables».
