La increíble historia de la médica que gestionó el cese del fuego

0
627

Mientras en nuestro país aún discutimos cuán valioso fue el accionar de las mujeres durante el conflicto, el Reino Unido condecoró a todas aquellas que participaron y colaboraron con asistencia. Sobra decir que la experiencia del entonces enemigo, en guerras y condecoraciones, es grande. La de Argentina, en cambio, no lo es.

Al finalizar la guerra, en agosto de 1982, en el Desfile de la Victoria, en Londres, fueron reconocidas y condecoradas tanto Nicci Pugh, jefa de enfermería, como sus 29 compañeras, que atendieron heridos argentinos y británicos, en el Buque Hospital SS Uganda. En total, 25 mujeres fueron condecoradas luego de la campaña de Malvinas, desde la embajadora británica hasta un ama de casa isleña.

La historia más desconocida de todas, para nosotros los argentinos, es la de la llamada «Heroína de Port Stanley» por los isleños, que fue una joven doctora que intercedió ante las autoridades británicas y argentinas para que se produzca nada más y nada menos que el cese del fuego.

La flota británica se encontraba en las costas de Puerto Argentino el último día de la guerra, intentando herir aquellos objetivos que estaban en manos de argentinos. Fueron siempre muy cuidadosos con la población civil, pero en las guerras existe el fuego amigo, como el que abrió el buque HMS Avenger, que voló la casa de la familia Fowler, donde se habían refugiado los vecinos de John y Veronica Fowler, por ser unas de la casa más segura de la isla. Ese fuego amigo acabó con la seguridad de los isleños, pues dos bombas cayeron sobre ellos, una en el patio -que no detono-, y otra que provocó la muerte de las únicas tres civiles que perdieron la vida en la Guerra de Malvinas y que son recordadas de varias maneras por el Reino Unido y los isleños. Por este episodio, el artillero del buque, se ganó el apodo de «carnicero».

El 14 de junio de 1982, la cadena BBC informó que que se había creado un sitio seguro para los civiles isleños, en torno a la catedral, alejada del centro de la ciudad. Sin embargo, esa información no era real y la desesperación de la doctora Alison Bleaney, quien recibió la condecoración del Imperio Británico por su acción heróica, la hizo correr a intentar salvar vidas civiles. Ella sabía que los isleños no estaban donde creía la flota y debía transmitirlo a las autoridades.

Alison, de 30 años entonces, corrió entre los fogonazos de combate hasta el centro de comunicaciones argentino e insistió a las autoridades para que le permitiesen hablar con los británicos. Algunas publicaciones indican que llegó a hablar con Mario Benjamín Menéndez, gobernador de las Islas.

En Falkland Islanders at War, de Graham Bound, el autor señala que la reunión de Alison fue con el capitán de navío Barry Hussey, que era el Secretario de Educación y Salud Pública de la Gobernación y hablaba perfecto inglés. Lo cierto es que la acción de Alison dio resultado y hubo una conversación telefónica entre Mario Benjamin Menendez y Leopoldo Galtieri. Los isleños temían al plan que los británicos tenían para recuperar Puerto Argentino, la noche de ese 14 de junio, y Menendez -a pesar de las ordenes de Galtieri- entendió que eso sería una carnicería de civiles, y acordó el alto el fuego.

«Teníamos mucho miedo por todos nosotros, que los británicos pensaban que los civiles estaban en el área de la catedral. Yo les dije a los argentinos que debíamos decirles acerca de esto o muchas vidas se perderían», recordó Alison.

Su marido, Michael reflexionó: «Si no hubiera sido por ella, yo no creo que hubiera sido posible el arreglo del cese del fuego».

El día de la rendición.

Lo que pasó entre los militares argentinos, Menéndez y Galtieri, las órdenes y las explicaciones, queda para los especialistas en historia bélica. Rescatar historias de mujeres valientes es lo que intenta esta nota.

La historia de Alison fue sumando leyenda para isleños y británicos, quienes la consideran la heroína de ese 14 de junio.

Una mujer respondió a la recuperación argentina de las islas a sangre y fuego, y una médica isleña, preocupada por la seguridad de las vidas de sus vecinos, fue quien influyó para el alto el fuego y fue condecorada por esa acción. Mientras tanto, la Argentina -hoy- sigue dudando de la importancia de la participación de las mujeres en aquel conflicto bélico.

* Alicia Panero es autora de «Mujeres Invisibles», una investigación sobre el rol de las mujeres en la Guerra de Malvinas. Escribió este artículo con la colaboración de Alejandro Amendolara y la profesora Laura Canessa . Agradecemos a EL FEDERAL ONLINE.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here