1Dios está nombrado en el preámbulo de la Constitución, pero nos olvidamos que además existe y está siempre dispuesto a escucharnos. Pero pareciera que lo dejamos al margen de nuestras decisiones. Confiamos solo en nuestra capacidad y aún nos afirmamos en nuestra corta experiencia sin tener en cuenta la experiencia histórica de nuestro país
2Siempre habrá futuro en la Argentina si confiamos en Dios y levantamos la barrera de la desconfianza entre nosotros
3Los cambios sociales y culturales se dan en procesos que demandan tiempos que nos trascienden, que se extienden más allá de los períodos de un gobierno. Debemos desconfiar de los logros instantáneos y las recetas prometeicas. Si empezamos hoy, dentro de 10, 15 o 20 años se verán los frutos. Está en nuestras manos permanecer unidos en el objetivo del bien común
4El primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, en primer lugar de los pobres, los pequeños, los marginados. Cuidar la vida de punta a punta de la existencia es querer ser Nación
En la Argentina bicentenaria no sobra nadie. Ninguna persona debe ser excluida de la fiesta de la vida, hasta el más humilde y olvidado de la patria profunda
6Francisco nos enseña que la defensa del no nacido debe ser clara, firme y apasionada
8Honrando los gestos de grandeza de los padres de la patria, vale toda vida y ante el bello e inefable don de la concepción. Apostamos decididamente a que vivan los dos. Para dios no hay excluidos