Leonardo Ponzio, pese a sus 35 años, es una pieza clave dentro del armado del equipo comandado por Marcelo Gallardo. El volante central se convirtió en un ídolo para los simpatizantes de River, pero su edad ya lo hace pensar en lo que vendrá después del fútbol.
«El día en que me retire del fútbol me encantaría jugar al polo. Armar algo a mi manera, darme el gusto y divertirme. Se puede jugar hasta la edad en que dé el cuerpo», sorprendió el mediocampista en una entrevista al diario La Nación.
Nació en Las Rosas, una localidad de Santa Fe que cuenta con alrededor de 17 mil habitantes. Sus padres tienen campos y siempre que puede va a visitarlos. Se desconecta de la vida acelerada que tiene la ciudad y se transforma en un baqueano más. Pero no fue allí donde se conectó con ese deporte.
«Fue en 2012, cuando volví a jugar en River, por Santiago Hirsig, que tenía mucha relación con Matías Almeyda y conocía a gente del polo. Un día me comentó que tenía amistad con los Pieres y le dije: ‘Cuando vayas, avisame’. Y organizó un asado. Ésa fue la primera vez. Después, anduve con los caballos», reconoció Ponzio.
Pese a su deseo, él es consciente de que su inserción no será tan sencilla: «Sumarse a un equipo como Ellerstina es imposible. Es como jugar en Real Madrid o en River. Los polistas argentinos son los mejores. Y, por lo que me comentan, jugar en la cancha 1 de Palermo es como jugar la final por la Libertadores».
Aunque se gane los silbidos de sus compañeros cuando pone un partido en la concentración, Ponzio no cambia su pensamiento y se ilusiona con poder incursionar en otro deporte cuando cuelgue los botines: «Soy de andar a caballo en las vacaciones y una vez me dijeron ‘vamos a taquear’, y le pegué. El día de mañana, cuando ya no juegue al fútbol, espero seguir haciéndolo».