La inflación de diciembre fue de 2,6%, por lo que la suba de precios general detodo 2018 terminó siendo de 47,6%. Es la cifra más alta en los últimos 27 años, cuando el país salía de la hiperinflación e incluso superó al 2002, cuando el valor de los bienes pegó un salto por efecto del fin de la convertibilidad.
El Indec difundió el último IPC del año, correspondiente a diciembre, que marcó una leve desaceleración respecto a noviembre, cuando había sido de 3,2%. La última corrida cambiaria que llevó al dólar a $40 provocó un salto de la inflación en la última parte del año y que se reflejó en el 6,5% que tuvo septiembre.
El rubro que más aumentó a lo largo del año fue el transporte, con 66,8%. El Gobierno implementó a lo largo de 2018 dos aumentos escalonados de colectivos y trenes, además del incremento para los boletos de subte. Por su parte, los alimentos tuvieron una suba de precios de punta a punta en el año de 51,2%.
Los gastos en equipamiento del hogar y en salud, por su parte, avanzaron un 50%. El rubro que incluye a las subas de tarifas (vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles) tuvieron una variación de 45,7%.
Dividido por regiones, la Patagonia fue la que más sufrió los aumentos de precios generales. La inflación en esa zona superó el 50%, mientras que en Cuyo terminó siendo de 49,5%. El resto de las regiones (GBA, Pampeana, el Noroeste y Noreste argentinos), promediaron un 47% de suba de precios.
Desde ese momento, ayudado por una política monetaria más fuerte del Banco Central con tasas de interés altas que afectaron a la actividad económica, el ritmo mensual de la suba de precios comenzó a desacelerar levemente, aunque aún está alejado del 2% por mes que requeriría el Gobierno para cumplir la proyección del Presupuesto, de 23%.
El resultado final de la inflación de 2018 terminó muy lejos de lo que proyectaba originalmente. El proyecto de Presupuesto 2018 marcaba como horizonte, una suba de precios de 10%, que fue fuertemente defendido como meta por el entonces presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, que llegó a realizar una conferencia de prensa con una diapositiva en una pantalla gigante que solo decía: «meta de inflación 2018: 10 (+-2)». Ese 2% era el margen que venían como eventual desvío de los precios.
Pero a fines de diciembre, en medio de estimaciones privadas cada vez más altas y con la intención de hacer bajar la tasa de interés del BCRA y apuntalar así la actividad económica, el Poder Ejecutivo determinó un reajuste de la meta hasta el 15%, algo que se supo meses después por boca del propio Sturzenegger, terminó por romper la relación entre las autoridades de la autoridad monetaria y la Casa Rosada.
Las proyecciones, más o menos alineadas sobre la suba de precios esperada terminó por saltar por los aires una vez que comenzó la corrida hacia el dólar, a fines de abril. Desde ese momento la inflación empezó un camino de aceleración que la llevó de 2,1% en mayo a 3,7% en junio.
Entre junio, julio y agosto, la inflación encontró un nuevo piso de 3%, lo que presagiaba, incluso, porcentajes más altos para los meses siguientes. El peor momento para la suba de precios tuvo lugar en septiembre, tras la última gran estampida contra el peso, que llevó por primera vez al dólar a costar $40.
Ese mes el IPC alcanzó al 6,5% mensual, una cifra que no se registraba desde abril de 2016, tras el salto del dólar por la salida del cepo cambiario y los primeros tarifazos de servicios públicos. En octubre desaceleró levemente hasta 5,4%, mientras que en noviembre la inflación fue de 3,2%.
Desde el Banco Central, apenas conocido el dato final de inflación del año, comunicaron: «La prioridad del BCRA esevitar que episodios como los vividos en 2018 se repitan».
Pero además, aseguraron desde la entidad que dirige Guido Sandleris, la suba de precios mensual podría no descender al ritmo que necesita el Gobierno. «Debido a que la política monetaria actúa con rezagos y a las correcciones de precios regulados y acuerdos salariales pendientes, es normal esperar que la inflación mensual se mantenga en estos niveles en los próximos meses», comentaron desde Reconquista 266.
Las proyecciones de las consultoras y bancos, para este 2019, ya difieren de las oficiales. El Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) que publicó el Banco Central en los primeros días del año marcó que se estima una inflación de 28,7%, casi seis puntos más respecto a lo que proyectó el Poder Ejecutivo en su Presupuesto.
El informe también mostró cuáles son las perspectivas de precios mes a mes. Así se ve que durante el verano la inflación no será menor al 2,3% y que a mitad de año la desaceleración lleve al IPC a 2% mensual.