La intimidad de la aventura de Maradona en Fujairah FC: las charlas técnicas, los tapados árabes y su protegido argentino

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Lejos de las polémicas que suele generar en sus apariciones públicas, o de su nuevo perfil hiperconectado, casi un reality show en Instagram live, Diego Maradona está en su hábitat, otra vez rodeado del «perfume del pasto», como él mismo lo definió. A distancia de Argentina, pero en su hogar: un campo de fútbol. El ex capitán de la Selección es la cabeza del cuerpo técnico del Fujairah FC, club que milita en la segunda categoría del fútbol de Emiratos Árabes. Lo acompaña un equipo lleno de argentinos: Héctor Enrique y Luis Islas son sus ayudantes de campo, Gastón Romero, el entrenador de arqueros; Bruno Maffoni, analista de videos. Lo impulsan las ganas de seguir vinculado a lo que le dio una identidad: el fútbol. Por ahora sólo jugó cuatro partidos, todos por la Copa Presidente (el equivalente a la Copa Argentina de aquí), con muy buen suceso, ya que ganó tres y empató uno. Hoy volverá a la acción por la misma competencia: se medirá ante Masafi.

Se puede decir que Héctor Enrique siempre apareció en los momentos justos en la vida de Maradona. Fue el autor del «pase» que dio inicio al mejor gol de la historia de los Mundiales, ante Inglaterra, en 1986. Fue uno de sus socios en la gesta de México, la segunda Copa del Mundo alzada por Argentina en su historia. Fue su ayudante de campo en su etapa de Selección, que finalizó en Sudáfrica 2010. Lo acompañó en Al Wasl, en el primer acercamiento con el mundo árabe. Y ahí está, otra vez, secundándolo en la aventura en Fujairah.

«Lo que aprendo de él me sirve y mucho. Por eso trabajo con Diego, me encanta estar con él. Con su presencia impone mucho respeto, no le falla al jugador, nunca se cree más que el jugador. Y eso me llena de placer y orgullo. El plantel lo ama, lo cuida. Y lo defiende en el campo de juego», dice el Negro, que le abre a Infobae las puertas de la intimidad de la experiencia Maradona.

A los 57 años, Diego abandonó la comodidad de su puesto como Embajador Deportivo de Dubai para volver a uniformarse con el buzo. El cambio, claro, conlleva exigencias. En Fujairah le van a pedir el ascenso a la elite de Emiratos Árabes. Y los adversarios encuentran en la figura de Maradona una ambición extra. «La expectativa es pelear bien arriba, pero en todos los equipos en los que está Diego es así. Los rivales se juegan la vida.

Contra Fujairah y contra el equipo de Maradona. Corren más porque está Diego enfrente que por lo que representa el club», remarca el ex mediocampista de River y Lanús. Pero no transmite preocupación por las presiones porque «Diego está en un momento brillante, muy motivador; está diez mil puntos».

Y empieza a entreabrir la puerta al universo 10. Es que si bien la motivación es un motor que hay que encender todos los días, las charlas técnicas son el momento en el que los técnicos demuestran su capacidad en el ramo. Y ahí brota el Maradona más pasional. Lo dejó ver hace dos semanas en su cuenta de Facebook. Lo gracioso es observar cómo el traductor intenta imitar hasta su entonación. «La sola presencia de Diego ya es motivadora. Y cuando expresa, expresa con el corazón. El traductor lo conoce de memoria, lo acompaña desde que llegó a Dubai. No tiene el vozarrón del Diego, pero lo conoce, ja» describe el Negro la relación.

En Fujairah cuentan con una estructura a la altura de los nombres que comandan el proyecto. «Es un club espectacular, bien ordenado. El estadio no tiene nada que envidiarle a ninguno de Argentina», asegura, aunque el clima en los partidos no sea el mismo.

«El público es bastante especial. tiene seguidores, pero no es el fútbol argentino. Mientras juguemos y ganemos, es más que suficiente, agrega. Para alcanzar el objetivo, Maradona y su cuerpo técnico se encontraron con un plantel variopinto. Diego, Enrique y compañía lograron captar talento en un par de «tapados» en un fútbol quizá no tan competitivo. Y los «apadrinaron». «Hay dos mediocampistas: uno es doble 5, y el otro también es volante central, pero lo ponemos por izquierda. Son dos fieras entrenando, callados. Les decís que tienen que correr 10 kilómetros y lo hacen. Pueden ser de la Selección de acá a futuro. Tienen despliegue físico y manejo», los elogia el Negro.

Pero hay un argentino que Diego se llevó de Deportivo Riestra, club con el que tiene relación por su amistad con Víctor Stinfale, quien maneja el fútbol de la institución que participa en la B Nacional: se trata de Gonzalo Bravo, enganche tirado a la derecha. En él se apoyan mucho a la hora de generar juego. «Acá lo aceptaron enseguida… Cuando lo vieron gambetear… Jugó todos los partidos, y en los últimos se hizo muy pero muy importante. Es muy bueno, tiene una gambeta rara, velocidad, freno. Y no le regalamos nada. Juega si merece jugar. A Diego y a mí nos gusta mucho», describe Enrique.

El ex mediocampista se corre un poco del mundo Maradona y se permite, en el cierre de la charla, una opinión sobre la Selección con la que él vibró como futbolista y como entrenador.

Enrique exterioriza su felicidad por el pasaje a Rusia 2018, pero a la vez hace observaciones con vehemencia: «Mi opinión es la opinión de un hincha. No quiero pasar por sobre el técnico, que tiene experiencia. Deseo lo mejor para Argentina. Pero creo que si se sigue con los mismos jugadores y no se cambia, va a ser difícil alcanzar el tercer Mundial. Lo de jugar con tres defensores me gusta, hay que copiar lo bueno del 86, poner jugadores con despliegue físico, manejo y llegada a posición de gol. No sólo estar esperanzados en lo que puede hacer Messi. En el 86 salimos campeones gracias a Maradona, pero había un equipo de fieras atrás. Y ahora me encantaría salir campeón gracias a Messi».

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