La Justicia francesa confirmó la primera condena definitiva contra Nicolas Sarkozy: le ordenó llevar una pulsera electrónica durante un año

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Nicolas Sarkozy (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS)

El Tribunal de Apelación de Francia confirmó este miércoles la sentencia contra el ex presidente Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias, y le ordenó llevar durante un año una pulsera electrónica, la primera vez que un ex jefe de Estado lo hace.

Sarkozy, de 69 años, deberá comparecer antes de un mes ante un juez de libertades y detención, que establecerá las modalidades en las que llevará el brazalete electrónico y otras condiciones de su arresto domiciliario.

El Tribunal de Apelación de Francia confirmó la sentencia contra el ex presidente Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS)El Tribunal de Apelación de Francia confirmó la sentencia contra el ex presidente Nicolas Sarkozy por corrupción y tráfico de influencias (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS)

Aunque apartado de la primera línea política, Sarkozy sigue teniendo una gran influencia en la derecha francesa y mantiene contactos regulares con el actual presidente, Emmanuel Macron.

Lo es por un caso de corrupción y tráfico de influencias, conocido en Francia como el ‘caso Bismuth’, en referencia al nombre falso que eligió Sarkozy para abrir una línea telefónica secundaria.

Supuso la primera condena para el ex presidente, dictada por el Correccional de París en marzo de 2021, pena confirmada en apelación en mayo de 2023, a tres años de cárcel, aunque solo uno efectivo, con la posibilidad de cumplirlo en arresto domiciliario y con un brazalete electrónico, pena que ahora ha confirmado el Supremo.

Las pesquisas se abrieron cuando los investigadores, que tenían bajo escucha los teléfonos de Sarkozy en 2014 en el marco de otro caso, descubrieron que su abogado le había abierto una línea secundaria con la que mantenían comunicaciones y que también fue pinchado.

En las escuchas descubrieron conversaciones que apuntaban a un caso de presunta corrupción y tráfico de influencias.

En concreto, Sarkozy y su abogado hablaban de contactos con un magistrado, Gilbert Azibert, al que pedían datos sobre la instrucción de otra de las acusaciones contra él a cambio de que el ya ex presidente usara su influencia para conseguirle un puesto honorífico en Mónaco.

Aunque apartado de la primera línea política, Sarkozy sigue teniendo una gran influencia en la derecha francesa y mantiene contactos regulares con el actual presidente, Emmanuel Macron (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS)Aunque apartado de la primera línea política, Sarkozy sigue teniendo una gran influencia en la derecha francesa y mantiene contactos regulares con el actual presidente, Emmanuel Macron (LUDOVIC MARIN/Pool via REUTERS)

Esas escuchas sirvieron para abrir una investigación que acabó por convertir a Sarkozy en el primer ex presidente francés en sentarse en el banquillo de los acusados, ya que Chirac no lo hizo por razones médicas.

Sarkozy tiene por delante un largo rosario de cuentas pendientes con la justicia.

La más inmediata llegará el próximo 6 de enero, cuando se abra el juicio por la presunta financiación ilegal de su campaña de 2007 con dinero del régimen libio de Muamar Gadafi, un proceso al que podría acudir ya con el brazalete electrónico.

En ese juicio, previsto hasta el 10 de abril, se sentarán en el banquillo de los acusados dos de sus ex ministros del Interior, Claude Guéant y Brice Hortefeux.

Sarkozy, que ganó aquellas presidenciales frente a la socialista Ségolène Royal, afronta una pena de hasta diez años de cárcel.

También colea el caso de la financiación ilegal de la campaña de 2012. En febrero pasado fue condenado en apelación a un año de cárcel, de los cuales solo la mitad con cumplimiento y también con un brazalete electrónico, que el presidente no lo lleva aún porque recurrió también ante el Supremo, que no se pronunciará hasta el segundo semestre de 2025.

En este escándalo, fue condenado por haber superado con creces, de 22,5 millones a casi 44 millones, los límites de gasto en su campaña, a través de un sistema de falsas facturas que le permitieron disimular la inversión en sus costosos mítines.

(Con información de AFP y EFE)

Fuente Infobae

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