Hoy nos reunimos para celebrar e cada hogar un día especial… porque l persona a quien le dedicamos nuestro homenaje… es Especial… lo celebraremos quizás sin regalo, sin papel celofán… sin moñito… sin tarjeta… pero con la ofrenda del regalo del corazón…
Ese ser que es la representación de Dios sobre la tierra
Ese ser que colaboró con Él e su obra creadora de dar vida
Ese ser que condena en su pequeñez la dimensión de amor más grande es… simplemente La MADRE.
No puede las palabras expresar la descripción total de quien nos dio el nacer.
No pueden los escritos encerrar en cada letra, un solo minuto de amor.
No puede el pintor cincelar con sus pinceles la belleza del cuadro de un niño en sus brazos.
No puede la imagen virtual devolver con su “yiga” y sus “megavatios” la inconmensurable esencia de ser madre.
No hay una definición de Madre… sólo aprendimos a amarla desde las pequeñas cosas:
*Con el primer sorbo de leche de sus senos jóvenes, el flujote la vida, cada latido de nuestros corazones acariciados en su vientre abultado, quizás el único orgullo conocido… y esa expectativa que la guió durante los nueve meses… soñando ya nuestras sonrisas… y el nacer, el parir que desgarró sus entrañas, olvidando el dolor de inmediato con el primer llanto del hijo… sus manos al recibirlo… su cabeza inclinada… su regazo cálido y seguro… la mamadera, el babero limpio… el acunar de sus brazos… su canto que arrullaba nuestros sueño… la fiebre calmada sólo con sus manos sobre la frente, después el beso tranquilo….
