Lucas Alario dudó hasta el final, y no era para menos. El delantero era consciente que irse a una liga menor, exótica y con poca visualización como la China lo alejaba del plano futbolístico y de la consideración de Edgardo Bauza para vestir la camiseta de la Selección argentina. Pero el dinero que le ofrecían lo posicionaba como uno de los criollos mejores pagos del planeta.
Mediante su representante, Pedro Aldave, a las oficinas de River llegó una oferta de 18 millones de euros (o mejor dicho 24, ya que incluía los impuestos), el monto que tiene el goleador como cláusula de salida. Cifra que clubes importantes como Paris Saint Germain y Lazio no se animaron a desembolsar en el pasado inmediato.
Debido a esa cantidad de dinero, Rodolfo D’Onofrio y compañía no podían hacer nada para retenerlo y la decisión de irse o quedarse quedó exclusivamente en el Pipa. Y tras una reunión de más de dos horas con su familia (se trasladaron desde Santa Fe), el punta privilegió lo deportivo por sobre lo económico.
De esta manera, Lucas Alario dejó de lado la suculenta suma de 6 millones de euros por temporada, un monto que ni cerca de pagarse en el ámbito local y superior a lo que abona el mercado europeo en su mayoría.
Para ponerlo en contexto: si un equipo italiano le abonase esa cifra, el atacante sería el tercer mejor pago de todo el Calcio; sólo menos que Gonzalo Higuaín (7.5 millones de euros) y Daniele De Rossi (6.5). Además, superaría de manera holgada lo que perciben figuras de ese torneo como Mauro Icardi (3.6), Paulo Dybala (3) o Éver Banega (3).
