La misión de acompañar a las mamás en la Dulce Espera

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“Que detalle Señor has tenido conmigo… cuando me llamaste…”  la comisión “Nuestra Señora de la Dulce Espera” es un grupo de abuelas, mamás, mujeres que decidieron acompañar a las embarazadas y parejas que piden por el milagro de un hijo, solicitando la intercesión de María de la Dulce Espera.

La contención, la voz de la experiencia, la fe y el amor son las “herramientas” más valiosas con las que se responde a una mamá que indica que la hora de dar a luz ya se acerca, “mañana me hacen un estudio”,  “en dos días será mi cesárea”, “recen para que todo esté bien”, “estoy con miedo, pero se que la Virgen me acompaña”, son algunos de los mensajes que se leen en el grupo de whatsapp.

Y las noticias llegan pronto con un, “el médico me dijo que todo está bien”; “ya nació mi bebé”; “mi hijo está en la NEO, por favor pidamos por él”; “comparto la foto de mi hija, gracias por todo” y comienzan las respuestas, las oraciones, las palabras de aliento para que las “mamis” que están afligidas sientan la cercanía y el saber que no están solas.

La labor es diaria, es acompañar con el Evangelio, también  responder ante una necesidad material, saber que un gesto o una palabra  son recibidos con esperanzas en esta etapa única, el de dar vida.

Y en esa dulce espera que para el grupo no tiene fin, porque mes a mes se van sumando nuevas embarazadas o parejas que quieren ser bendecidas por un hijo, se preparan los escarpines, los guiones para cada celebración; visitas al Centro Integral de Salud; algun testimonio de vida que ayuda, indudablemente,  a aumentar la fe.

El padre Gastón Cuello, de la parroquia Cristo Rey, señala en torno a las misas de los 15  (celebración mensual de Nuestra Señora de la Dulce Espera), “este es el día que hay más vida en esta iglesia, por que llegan los bebés en los brazos de sus madres y los que están en la pancita de las chicas y eso nos llena de alegría y esperanza. Al ver una embarazada siento el amor de Dios que nos sigue diciendo que somos su máxima creación y sus hijos más amados”.

Y así, con tamaña misión que Dios ha puesto en el camino a quienes integran este grupo muy especial,  celebrar el Día de la Madre es honrar la vida, es saberse servidora para  que ocurra el milagro, es dar amor y por sobre todas las cosas sentir que María es la verdadera fuente de protección, consejo y sabiduría.

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