La muerte de Alberto Nisman: denuncian que Sergio Berni y Viviana Fein «hicieron mentir» a dos custodios del fiscal

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Las sospechas sobre lo que ocurrió durante la noche del 18 de enero cobran hoy un nuevo significado, ya que esta vez quien refutó la versión oficial fue alguien de las entrañas del gobierno de la ex presidente Cristina Kirchner, quien incluso está involucrado en la acusación del fiscal Alberto Nisman a principios de este año.

El individuo, señalado por el fiscal Alberto Nisman como una pieza fundamental en la conexión iraní-argentina, envió mensajes de audio por distintos servicios de mensajería en los que no sólopone en duda a la fiscal Viviana Fein y su investigación por la muerte de Nisman, sino también a uno de los principales defensores de Cristina Kirchner, su saliente secretario de Seguridad y conocido de Santa Cruz, Sergio Berni.

«Berni y Fein los hicieron mentir», se los escucha decir a este hombre, que cuenta con claras conexiones en la Inteligencia argentina, según informes de prensa local y extranjera. Esta y otras frases -enviadas vía Whatsapp y un programa similar llamado Telegram- entre el supuesto agente de inteligencia y otra fuente a la que accedió Infobae revelan datos desconocidos hasta la fecha, claves para comprender y echar luz sobre la misteriosa muerte del fiscal. De allí se desprende que el gobierno argentino habría tenido un rol significativo en el destino final de Nisman y su posterior ocultamiento.

La frase en cuestión apunta contra las declaraciones testimoniales realizadas por parte de los custodios de Nisman, específicamente las de Armando Niz y Rubén Benítez, el más antiguo de todos a su servicio.

Según surge de la conversación, esta persona sigue temiendo por su vida. Es por eso que se mantendrá reservada la identidad de los dos participantes.

Quien entregó el material es un hombre que reside en el exterior, más precisamente en los Estados Unidos, donde se encuentra exiliado desde hace ya un tiempo largo. Es argentino, y en su pasado perteneció a una de las fuerzas de seguridad.

«Si hablo yo se cae el Gob (sic). Más claro imposible», afirmó en uno de los mensajes. «Te dije que sé todo», agregó. En referencia a quienes hasta hace días dirigían el país, también sostuvo: «(En) el Gobierno por algo me cuidan así». Aunque deslizó que esta situación bien podía cambiar. «Por ahora me necesitan. Si me pasa algo o desaparezco se les arma el re quilombo. No saben qué decir a la gente», explicó.

Las frases descritas aquí representan parte de un diálogo entre él y el supuesto agente de inteligencia tras el dudoso deceso del responsable de la Unidad Fiscal de Investigación (UFI)AMIA. Tal como se lo explicó a Infobae, este intercambio de mensajes fue el resultado de un intento de su parte por sacar al presunto espía del país y llevarlo a salvo a los Estados Unidos.

Según lo reveló, las comunicaciones se cortaron luego de ser amenazado por la misma persona que trató de ayudar. «Me dijo que no hable del tema hasta después de las elecciones, porque si no, me iban a inventar una causa», aclaró.

De acuerdo con este inédito testimonio, Fein y Berni influenciaron en las palabras que los guardianes del fiscal dieron bajo juramento en sede judicial, condicionando la investigación, corrompiéndola desde su inicio. Significa que aquellos que tenían en el deber de descubrir la verdad hicieron precisamente lo contrario.

Berni, la noche en que hallaron a Nisman muerto en su departamento de Puerto Madero.

Meses atrás, este informante se ofreció a presentar todo el material de la conversación ante la fiscalía de Fein, pero el secretario del juzgado en cuestión, Bernardo Chirichella, se lo negó. «Me sacaron cagando, me dijo que no. Yo quise enviarle las capturas», aseguró.

«Que busquen las entradas telefónicas (hacia el despacho de Fein). La mía entró desde Washington y quien me atendió dijo ser el secretario del juzgado», desafió.

No es la primera dificultad con la que se encuentra alguien interesado en aportar a la causa. A principios de diciembre, la ex secretaria de Nisman Soledad Castro se presentó ante Fein para declarar por segunda vez. Pero su testimonio culminó en un escándalo, que incluyó la publicación posterior de una carta donde manifestó el maltrato sufrido por parte de los oficiales de Justicia.

Allí se vio obligada a aclarar: «En ningún momento he ocultado información a la investigación». En tanto, la querella acusó a Chirichella de intentar entorpecer las pesquisas.

Tampoco fue la única vez que tanto Fein como Berni se vieron envueltos bajo sospechas de encubrimiento. A fines de junio, el periodista Jorge Lanata dio a conocer un llamativo diálogo entre los dos funcionarios mientras se realizaban las pericias en el departamento de Nisman en Puerto Madero.

-Doctora, le parece bien, por qué primero no vamos al baño para ver- preguntaba Berni.
-No, no, estaba mirando un texto que está escrito- respondió Fein.
-Por ahí está agonizando, lo que sea, y estamos perdiendo el tiempo- insistió Berni, quien además ejerció durante años la medicina.

Eran las 02:13 de la mañana del lunes 19 de enero, el cuerpo de Nisman yacía sin vida sobre el baño, y los médicos habían confirmado su muerte tres horas antes.

Numerosas dudas también rodearon al técnico informático Diego Lagomarsino, quien dijo ser la persona que le aportó el revólver Bersa calibre 22. a Nisman. Según Fein, esa fue el arma que provocó la muerte del fiscal. Sin embargo, los peritajes realizados en reiteradas oportunidades demostraron científicamente que esa pistola deja rastros de pólvora, cuando en las manos de Nisman no se encontró ni un átomo de semejante material.

«Lamentablemente dieron negativo», dijo Fein al dar a conocer los resultados del barrido electrónico. «Esto no descarta que él haya disparado el arma», insistió.

La querella pidió en varias instancias la destitución de Fein y el traspaso de la causa a la Justicia federal, pero esta medida les fue negada.

Los testimonios contra Fein y su equipo se siguen apilando. Atrás va quedando la versión oficial expuesta por la mismísima Cristina Kirchner, cuando redactó que quien encabezó la investigación por la voladura de la AMIA se suicidó un día antes de presentarse en el Congreso. «El suicidio provoca, además, en todos los casos, primero: estupor, y después: interrogantes. ¿Qué fue lo que llevó a una persona a tomar la terrible decisión de quitarse la vida?», expresó la ex presidente el 19 de enero.

No obstante, la hipótesis del «magnicidio» sostenida por la jueza federal Sandra Arroyo Salgado, quien encabeza la querella como madre de las hijas de Nisman, se impone con contundencia. Esta teoría ahora es mantenida también por gente que según información pública (y judicial) trabajó para los Kirchner.

«Nadie profesional hace eso», escribió el supuesto espía en referencia a sus conocimientos sobre el oficio.»Estás hablando con uno», remató.

Tal vez, las 12 horas durante las cuales ningún custodio se hizo presente en el departamento de Nisman, más las posteriores pisadas sobre el charco de sangre; las contradicciones de Cristina Kirchner, Berni y compañía, o los deseos incumplidos por parte del ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández de meter presa a Sara Garfunkel tengan otra explicación. Una que deberá ser contestada ante la Justicia, junto con el resto los manejos oscuros detrás de la escena política respecto al caso Nisman.

«Me quiero ir. Acá soy hombre muerto. El Gob me quiere mandar a Rusia» (sic), sentenció.

El futuro de la causa dependerá en gran medida de Mauricio Macri, el nuevo presidente argentino quien ya anunció la desestimación del Memorándum de Entendimiento entre Argentina e Irán.

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