(Washington, Estados Unidos) Mia Mottley, la primera ministra de Barbados, se ha transformado en una figura pública mundial a través de su pelea por posicionar el tema del cambio climático y al presionar a los países más ricos para que aumenten los fondos que destinan a este asunto. Esa disputa, que esta semana tendrá una parada importante en París, también se verá reflejada en las negociaciones que los cancilleres de todas las Américas tendrán esta semana en Washington durante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Si bien en la OEA hay clima para llegar a un acuerdo que permita aprobar por consenso una declaración de este estilo, en la última reunión del Consejo Permanente Estados Unidos pidió pasar el texto de la declaración al debate para seguir realizando ajustes y modificaciones.
Lo que piden los países del Caribe, que son los más afectados por los efectos del cambio climático, es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos multilaterales de desarrollo movilicen al menos USD 100.000 millones al año para dar préstamos para asuntos ambientales.
Para eso se discute en la interna de algunas de estas instituciones la necesidad de pedirle a los accionistas que aumenten su participación. Eso directamente afectaría a Estados Unidos, que es el principal accionista tanto del FMI como del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En el Banco Mundial la posibilidad de aumentar la capitalización se discute pero en la actual administración del BID eso no está en carpeta.
El debate de la OEA
La propuesta de declaración que patrocinan 14 estados del Caribe y Centroamérica establece que “los países de las Américas se encuentran entre aquellos de la comunidad mundial que se ven continuamente y cada vez más afectados por fenómenos meteorológicos extremos, tales como inundaciones, sequías, altas temperaturas, incendios incontrolados y huracanes persistentes que destruyen infraestructuras, dañan economías, perturban los sistemas de salud y producción de alimentos, erosionan zonas costeras, diezman propiedades”.
El texto señala que el contexto mundial de alta inflación y endeudamiento, así como los aumentos de los precios de los alimentos y la energía por la guerra en Ucrania y el “agravamiento económico y financiero de las dificultades por las que atraviesan los países de las Américas para mitigar los efectos del cambio climático y adaptarse a ellos”, hace necesario tomar medidas para mejorar el financiamiento.
“Los países en desarrollo, que son especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático, con inclusión de los pequeños Estados insulares en desarrollo y los Países Menos Adelantados, se enfrentan a graves dificultades para acceder al financiamiento de las medidas de mitigación y adaptación para evitar, minimizar y hacer frente a las pérdidas y los daño”, dice el texto presentado por Barbados.
Es allí que piden que “los países desarrollados cumplan urgentemente los compromisos relacionados con la financiación climática, la capacitación, y la transferencia y el despliegue voluntarios de tecnologías en condiciones mutuamente acordadas, incluido el compromiso de los países desarrollados hacia el objetivo de movilizar conjuntamente la suma de USD 100.000 millones al año en el contexto de la acción de mitigación eficaz”.
El freno de Estados Unidos
Este proyecto de declaración fue presentado el pasado viernes 16 en el Consejo Permanente de la OEA y, en una primera instancia, no recibió ninguna reprobación. Cuando el presidente del consejo, el uruguayo Washington Abdala lo puso a consideración nadie hizo comentarios por lo que se consideró como consensuado para que sea aprobado esta semana en la Asamblea General por los cancilleres.
Diez minutos después, cuando se estaba discutiendo otro tema, el embajador argentino Carlos Alberto Raimundi puso el dedo en la llaga y preguntó si realmente ese punto estaba aprobado. “Podés meter rewind”, le contestó Abdala. Pero Raimundi solo quería estar seguro de que eso estaba aprobado porque le llamó la atención que nadie pusiera reparos. En ese momento tampoco nadie cuestionó el texto, por lo que volvió a quedar claro que estaba aprobado y se siguió con otras discusiones.
Tuvieron que pasar 10 minutos más para que el representante alterno de Estados Unidos, Thomas Hastings pidiera la palabra y allí sí dejara claro que el texto tal como está redactado necesitará más discusión para contar con el respaldo de su país. “Esto se va a seguir debatiendo en el comité general”, dijo Hastings.
La iniciativa Bridgetown y la cumbre de París
Mottley es desde 2018 la primera mujer jefa de gobierno en su país y también es ahora la primera gobernante de Barbados bajo un régimen repúblicano, porque en 2021 su país rompió los vínculos con la monarquía británica. En los últimos años también asumió un papel alto en la lucha contra el cambio climático al punto que fue elegida entre las personas más influyentes de 2022 por la revista Time.
Así fue que creó la Iniciativa Bridgetown, re bautizada por algunos como el Plan Marshall del cambio climático. Su país, al igual que sus vecinos caribeños, es extremadamente afectado por el clima. Por ello convocó el año pasado a un retiro de líderes regionales, funcionarios de Naciones Unidas y la sociedad civil, en Bridgetown, la capital de su país, para discutir este asunto.
Allí se resolvió solicitar “la reorientación de al menos USD 100.000 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG) a través del FMI y los bancos multilaterales de desarrollo”, así como incentivar al sector privado a movilizar más de USD 1,5 billones anuales de inversión en la transformación ecológica.
Para seguir discutiendo esta agenda, Mottley encontró en Emmanuel Macron un aliado que convocó para esta semana a un nuevo encuentro de alto nivel denominado “Cumbre internacional para un Nuevo Pacto Global de Financiamiento”. Será en París, los días 22 y 23 de junio de 2023.
En Washington esos mismos días, los cancilleres de toda las Américas se reunirán en la Asamblea General de la OEA y uno de los temas a tratar también será enviar señales del continente a los organismos multilaterales pidiendo más recursos para el clima.
Fuente Infobae