La comunidad internacional se comprometió a donar 1.100 millones de dólares, la mitad de lo que la ONU había solicitado para hacer frente en 2017 a la crisis en Yemen, donde tres de cada cinco ciudadanos necesita de asistencia para sobrevivir.
Una conferencia organizada por la ONU recaudó este martes 1.100 millones de dólares para asistir a millones de civiles de Yemen que sufren «la mayor crisis humanitaria del mundo» y enfrentan «el riesgo muy real de una hambruna», luego de más de dos años de un devastador conflicto armado en ese país árabe.
«No hay una solución humanitaria para la crisis en el Yemen, la solución es política», dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, en una rueda de prensa al término de la conferencia internacional de donantes organizada por el organismo multilateral y los gobiernos de Suiza y Suecia.
Al comenzar el evento, el coordinador humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, afirmó que el empobrecido país del sur de la península arábiga está inmerso en «la mayor crisis humanitaria del mundo y enfrenta el riesgo real de una hambruna».
El conflicto en Yemen
Yemen está inmerso en una guerra que estalló cuando los rebeldes hutíes, de confesión chiíta, ocuparon en septiembre de 2014 la capital y otras provincias del norte y centro del país, tras lo cual el gobierno se trasladó a la ciudad meridional de Adén.
El conflicto recrudeció en marzo de 2015, cuando una coalición militar integrada por países sunnitas, liderada por Arabia Saudita y respaldada por Estados Unidos intervino directamente a favor de las fuerzas leales a Abdo Rabu Mansur Hadi, único presidente reconocido por la comunidad internacional.
La crisis humanitaria recrudece, mientras escasea la ayuda internacional
Más de 16.000 personas, entre ellos más de 10.000 civiles, murieron y unos 40.000 resultaron heridos desde el comienzo de la ofensiva aérea saudita, según cifras de Naciones Unidas.
En el encuentro en Ginebra, la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, pidió recursos para el atribulado país árabe «ya que 19 millones de personas necesitan ayuda urgente».
«Entre la hambruna y la muerte se encuentra la enfermedad. Infecciones que un cuerpo sano puede superar se han convertido en mortales en personas gravemente malnutridas, especialmente niños y mujeres embarazadas», subrayó Chan.
Al término del evento, Guterres agradeció «la solidaridad y generosidad» de los donantes, pero recordó que la única manera de acabar con el sufrimiento es detener el conflicto, informó la agencia de noticias EFE.
«Es por ello que nuestro llamamiento de hoy (martes) es que se hagan todos los esfuerzos diplomáticos posibles para lograr un cese de las hostilidades» y que éste lleve a una negociación política, señaló.
Similar espíritu demostró el primer ministro yemení, Ahmed Obeid bin Daghr, quien dijo que «la paz es la vía más corta» para poner fin al sufrimiento de los yemeníes.
De acuerdo con Chan, desde que el conflicto se intensificó, en 2015, se registraron unos 325 ataques verificados a instalaciones sanitarias, escuelas, mercados, carreteras y otras infraestructuras.
Los informes de la OMS sobre la crisis sanitaria
Una gran parte de la población sufre malnutrición y la situación se complicó por un brote de cólera que comenzó en octubre pasado y que ya ha provocado 24.000 casos. La OMS creó 27 centros para el tratamiento del cólera y amplió su sistema electrónico de alerta temprana.
Las necesidades en materia de sanidad «van mucho más allá de brotes», recalcó Chan, quien explicó que los yemeníes sufren condiciones como diabetes, hipertensión y cáncer que «matan a más personas que las municiones y las bombas».
Los medicamentos para poder gestionar estas condiciones «simplemente no están disponibles en cantidades suficientes», indicó, antes de precisar que desde que en marzo de 2015, cuando la violencia se transformó en enfrentamiento armado, el flujo de medicinas básicas para el Yemen se ha reducido en casi un 70%.
La interrupción de servicios sanitarios esenciales «ha sido grave», subrayó la directora general de la OMS, que calcula que solo un 45% de las instalaciones de salud funcionan plenamente, casi 300 han sido dañadas o destruidas y la mayoría de los trabajadores sanitarios no perciben un salario regular desde agosto pasado.
Los testimonios recogidos en el Hospital Al Jamhori son aterradores. Mohammad Qasam, de 12 años, está siendo tratado por lesiones graves en la cabeza porque, relata, «cuando estaba jugando con mi hermano hubo un ataque aéreo y la casa cayó sobre nosotros».
El hospital, ubicado en la capital Sanaá, cuenta con el apoyo del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), pero todavía enfrenta una importante escasez de medicamentos, personal y equipamiento.
Además, muchos de los profesionales de la salud de Yemen han huido del conflicto y los que se quedan, como el cirujano Nabil Qasim al-Haj en el hospital Al Jamhori, luchan para hacer frente a una afluencia de heridos de guerra, lesiones graves incluyendo quemaduras y lesiones en la cabeza.
El hospital quirúrgico del CICR con el apoyo de Al Mansoura, en Adén, trató cerca de 5.000 casos desde principios de 2017, muchos de los cuales son heridos de guerra desde la primera línea de la costa cerca del Mar Rojo.
Asimismo presta apoyo a otros 80 centros de salud en 17 provincias, con más de 150 donaciones ad-hoc de suministros médicos y quirúrgicos, lo que permite la asistencia sanitaria para 27.477 pacientes con heridas de guerra; y 30.292 operaciones quirúrgicas que se deben realizar.
Fuente: Telam