Alrededor de 350 familias distribuidas en un radio de 50 kilómetros alrededor de Campo Gallo, cabecera del departamento Alberdi, están atravesando la peor sequía de los últimos años. La falta de lluvias -que lleva ya siete meses- impide el arreglo de los caminos para llegar a las viviendas con los camiones cisternas que hasta ahora las abastecían todas las semanas.
El intendente de Campo Gallo, José Vittar, expresó su impotencia y preocupación por la delicada situación de los pobladores de parajes como Fisco Chico, Fisco Grande, San Francisco, Pozo Salado, Campo Alegre, Sol de Mayo, Taco Pozo, San Antonio, entre otros.
“En la zona urbana prácticamente todo el mundo tiene red domiciliaria de agua. Pero es la zona rural la que más nos preocupa, porque de la comuna de Campo Gallo dependen las familias de muchos parajes ubicados en una gran extensión donde se sufre de la peor manera esta sequía excepcional, que trae aparejado el problema de los caminos que tienen las características de bobadales por las condiciones del suelo debido a la falta de lluvias. Hoy ya estamos con serios problemas porque no podemos avanzar con los camiones que se quedan varados en la tierra suelta”, se lamentó Vittar.
“Esto va más allá de todo lo que pueda hacer el Estado, porque dependemos de las condiciones climáticas. Tenemos todo listo con las maquinarias para empezar a mejorar el camino en cuanto llueva y bajen los bobadales”, remarcó.
Dijo que en los últimos meses el agua para las poblaciones rurales fue prioridad en su gestión. “El municipio invirtió mucho dinero en la provisión de agua: en combustible, en repuestos y arreglo de camiones, además de los dobles turnos de los choferes; se llegó a invertir una tercera parte de la coparticipación en agua. Incluso la provincia nos ayudó con fondos para atender las necesidades”, afirmó.
Mientras tanto, Vittar mantuvo contactos con funcionarios de la provincia para tratar de avanzar hacia la ejecución de un proyecto para la instalación a modo de prueba de una planta potabilizadora de poca capacidad, pero que podría servir para solucionar el problema a grupos reducidos de pobladores.
De esta manera se podría sortear la dificultad en los lugares afectados por la mala calidad del agua subterránea, que está contaminada con arsénico y tiene altos niveles de salinidad.
De todas formas, autoridades y empleados municipales de Campo Gallo siguen intentando llegar con las cisternas llenas para las familias aisladas en los parajes a causa de los bobadales. Por lo pronto, los pronósticos climáticos dicen que las lluvias podrían llegar en noviembre o diciembre.