La política estadounidense, ficcionalizada y televisada, apasiona a los argentinos

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Aunque la pŕecusora fue la notable «The West Wing» (El Ala Oeste) de la Casa Blanca protagonizada por Martin Sheen y que recuperó la carrera de Rob Lowe, además de lanzar a Allison Janney. En la serie Sheeen encarna a un presidente demócrata, liberal a mitad de camino de Jimmy Carter y del propio Bill Clinton, ya que la ficción coincidió con la gestión del hombre de Arkansas.

Sheen estaba rodeado por su jefe de Gabinete, un notable John Spencer, y sus dos principales operadores políticos y comunicacionales Rob Lowe y Allison Janney, además de un equipo de actores que luego se perpetuaron en papeles en filmes poíiticos de Estados Unidos.

Luego del éxito alcanzado por esa serie creada por Aaron Sorkin, uno de los guionistas y productores estrella de Hollywood, era muy común ver a Bradley Whitford, Richard Schiff, Joshua Malina y Dulé Hill encarnando a legisladores, ministros u operadores en todo tipo de filmes.

En paralelo y dentro del género animado, los Simpsons, de Matt Groening también se convirtieron en epicentro de la política estadounidense al punto tal que los equipos de campaña de los candidatos presidenciales desde hace 25 temporadas se esfuerzan para que su candidato sea dibujado y aparezca en escena junto a Bart y a Homero.

Groening y Albert Brooks se han encargado de convertir a la serie en un ariete contra los sectores conservadores de la política estadounidense como el Tea Party y han ridiculizado a viejos carcamanes de la política americana como Jesse Helms o conservadores como Ronald Reagan, Bush padre e hijo, Sarah Palin, Pat Robertson y otros.

Mucho más ácida es «South Park», creada por Trey Parker y Matt Sttone, donde también han aparecido políticos estadounidenses y los personajes de la tira los han despellejado vivos. South Park criticó duramente la construcción del Muro de Arizona, a los políticos que se oponen al casamiento entre personas del mismo sexo y la despenalización del uso medicinal de la marihuana.

La aparición de «House Of Cards», creada por Beau Williman, devolvió a la política estadounidense a los primeros puestos del rating donde había llegado «The West Wing», gracias a la mirada despiadada de Frank Underwood, personificado por el actorazo Kevin Spacey.

La serie ha generado intensos y ricos debates entre los argentinos entre las redes sociales, y uno de esos puntos a destacar es la critica unánime que despierta en el publico local, la mirada pacata y conservadora de la vida privada de los dirigentes que tiene la sociedad estadounidense.

Para el argentino, es un tema menor, absolutamente aleatorio y casi no incide en un resultado electoral si un candidato o candidata presidencial le es infiel a su pareja, si tiene un amante o un hijo extramatrimonial, o por su preferencia sexual . Mientras que en Estados Unidos es un tema casi esencial y decenas de figuras han quedado afuera de la carrera presidencial como Gary Hart o Mark Stanford que se divorció de una mujer para casarse con una argentina.

Tanto «The West Wing» como «House of cards» han tratado la aprobación por parte del Parlamento de beneficios sociales, generando un poderoso debate en la sociedad de EEUU, mientras el espectador argentino manifiesta su sorpresa porque considera que dichas conquistas son esenciales para la comunidad y porque en nuestros país existen desde hace décadas.

En la redes sociales los argentinos manifiestan su sorpresa por la ausencia de educación estatal y gratuita en EEUU, por las altas sumas de dinero que se pagan para la salud en Estados Unidos o por el funcionamiento de la Justicia.

Para el argentino resulta altamente irritante que un caso de violación, abuso sexual, homicidio en Estados Unidos pueda terminar con un acuerdo judicial a cambio de dinero y así evitar que el culpable vaya preso.

Otra serie de notable factura que mostró y desnudó las internas políticas de Estados Unidos fue «Boss», emitida por TNT, donde el comediante Kelsey Grammer encarnaba a un inescrupuloso alcalde de la ciudad de Chicago, que comienza a sufrir una enfermedad degenerativa en su sistema neurológico.

Grammer no le comenta a nadie su enfermedad para no despertar una sangrienta lucha por la sucesión, pero además muestra como construyó su poder, con alianzas non sanctas, y como hace sentir su puño de hierro al manejar la interna de su partido para elegir un candidato presidencial.

Las ficciones estadounidenses dejan en evidencia el blanqueo que la sociedad estadounidense ha hecho del lobby y el poder y la incidencia de las grandes corporaciones como los bancos, los fondos de dinero, las petroleras y la industria armamentística.

Este punto surge en la serie «Scandal», que emite el canal Sony, donde la sexy morena Kerry Washington encarna a una jefa de asesores de un presidente de los Estados Unidos, con quien tiene un amorío y eso la obliga a dejar el cargo.

Esta serie esta basada en Judy Smith, la jefa de prensa de George W. Bush, que inclusive coprodujo la serie junto a la exitosa Shonda Grimes. El personaje de Washington termina creando una oficina dedicada al lobby y a tapar escándalos que puedan afectar la carrera de dirigentes políticos.

La serie vuelve a centrarse en la pacatería de la sociedad estadounidense para con su clase dirigente ya que Kerry Washington corre de aquí para allá para ocultar amantes y viejos affaires.

La pata judicial de la política tuvo dos series emblemas en los últimos años con «The Good Wife» y «Damage», ésta protagonizada por la notable Glenn Close, que encarna a una despiadada abogada corporativa cuyo buffet trabaja también con dirigentes políticos.

En «The Good Wife», la bella Julianna Margulies encarna a una atribulada abogada que decide retomar su carrera luego de que la trayectoria de su esposo Chris Noth es destruida por escándalos de corrupción e infidelidades, al punto tal de que termina pasando unos meses en prisión.

Fuente: Telam

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