La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, prometió el sábado que el país endurecerá la legislación sobre acceso a armas, luego de la matanza de 49 personas en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch.
Pocas horas después de esa matanza, ocurrida el viernes, Ardern reveló que el responsable había comprado legalmente cinco armas pesadas, incluyendo dos rifles semiautomáticos.
La normativa neozelandesa para acceso a armas es más relajada que la de su vecina Australia, que adoptó un estricto régimen de control de armas después de una masacre similar en 1996. De acuerdo con Ardern, el australiano Brenton Tarrant poseía una licencia de noviembre de 2017 que le permitió comprar legalmente las armas pesadas que utilizó en la matanza de las dos mezquitas.
«El simple hecho de que este individuo obtuvo una licencia y adquirió armas de ese poder, hace que las personas claramente busquen un cambio, y yo estoy comprometida a eso», dijo la funcionaria en una rueda de prensa. «Les puedo decir ahora una cosa: nuestras leyes sobre armas van a cambiar», apuntó
Tarrant quedó acusado de asesinato, «pero obviamente formularemos otros más», dijo la primera ministra. «Era su absoluta intención continuar con estos ataques» cuando fue detenido, añadió.
De acuerdo con Ardern, ni Tarrant ni las dos otras personas que permanecen bajo arresto eran objeto de cualquier atención por parte de las agencias de inteligencia. «He pedido a nuestras agencias esta mañana que trabajen rápidamente investigando si hubo alguna actividad en redes sociales que pudo haber gestado una respuesta. Ese trabajo ya ha sido iniciado», dijo.
El jefe de la Asociación de Policías de Nueva Zelanda, Chris Cahill, aplaudió los comentarios de Ardern y recordó que tentativas previas de adoptar algún tipo de control de armas fueron rechazados.
«Creo que mucha gente en nuestro país debe haber quedado asombrada de ver que alguien puede obtener ese arsenal», expresó en un comunicado.
De acuerdo con informaciones preliminares, una de las armas utilizadas por Tarrant fue un fusil AR-15, el mismo modelo usado en varias masacres en Estados Unidos, incluyendo la de la escuela de Sandy Hook, en 2012.
Nueva Zelanda había ajustado su legislación sobre acceso a rifles semitautomáticos en 1992, dos años después que un hombre con disturbios mentales mató a balazos a 13 personas en la sureña ciudad de Aramoana. Sin embargo, esfuerzos para reforzar esa ley, incluyendo la prohibición de las armas semiautomáticas, resultaron bloqueados en el parlamento.