De Lorena Ojeda para Flavia Ledesma
«La Princesa Dormida»
Dormía fría, pálida y preciosa,
delicada cual fina porcelana;
Sus labios encendidos como Rosa,
Su corazón desarmado como grana.
En un sueño profundo, presurosa,
la princesa se sumió entristecida,
y aún lucía tan bella y majestuosa
que así ocultaba su alma tan dolida.
¿Qué historia hizo su vida tan penosa?
¿Un desamor, una mentira, un desengaño?;
¿Acaso una quimera la hacía pesarosa?
¿Qué sensación le provocaba tanto daño?
Y al fin una tarde, oscura y tenebrosa
Decidió marcharse para jamás regresar.
Y hoy vaga en el tiempo, vivaz, luminosa
Destinada en el cielo por siempre a brillar.
Lorena Ojeda