La sugestiva aparición de Rafa Di Zeo cerca de una barra brava en guerra

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Una guerra que mezcla poder en la tribuna, delitos en La Salada y secuestros extorsivos es el cóctel explosivo que tiene en vilo a toda la Justicia de Lomas de Zamora, que ve atónita como la barra brava de Los Andes lleva adelante un conflicto de proporciones en cada calle del Municipio.

Y ahora la luz de alerta se encendió al máximo nivel al aparecer en escena el más famoso de todos los hombres que se suben a un paravalanchas: Rafael Di Zeo.

Sí, el líder de La Doce que tiene prohibido el ingreso a los estadios hace un año, que está procesado como instigador de dos crímenes por la interna de la barra de Boca y también como encubridor de un secuestro extorsivo, fue hasta el Polideportivo del club y compartió un asado con un grupo que, según la causa que tramita en la UFI 1 de Lomas, quiere tomar por asalto la popular para quedarse con un negocio que se estima en $500.000 mensuales, de los cuales la mayoría proviene de negocios ilegales por fuera del ámbito deportivo pero que se les otorga a quien tenga el dominio del mismo.

Por este motivo, el presidente de la institución, Jorge Chizzini, denunció el miércoles en la Justicia que toda la comisión directiva está amenazada «por personas con antecedentes penales graves» y exhibió su temor sobre lo que puede ocurrir el domingo, cuando Los Andes reciba a Almagro en su primer partido de local desde la reanudación del torneo de la B Nacional.

¿Qué hace Di Zeo internándose en una guerra de otros? La respuesta de su apoyo tiene que ver con que uno de los grupos en pugna está liderado por los hermanos Coronel.

El mayor de ellos, de nombre Walter, para con la barra de Boca y está procesado junto a él por dos crímenes en la guerra fraticida de La Doce.

Esta facción se referenciaba en la figura de Marcelo Aravena, quien cayó preso junto a varios de sus secuaces en la causa de La Salada dejando diezmado al grupo.

La presencia de Di Zeo, suponen en la Justicia, tiene un efecto aglutinador antes del asalto final, aunque ir a comer un asado con gente investigada en un proceso penal no constituye, claro, delito alguno.

La historia de la guerra en la barra se remonta a 2014, cuando quedó preso su jefe histórico, José Anacleto Paz, quien fue condenado a 14 años de prisión por el crimen de un hincha de Banfield.

Paz le dejó el mando de la tribuna a uno de sus hijos, Josi, quien fue el encargado dellevar a la delegación de la barra al Mundial de Brasil.

Pero al regreso los ingresos provenientes del club y de la reventa de tickets de aquel viaje no fueron socializados y un grupo de otro barrio complicado de la zona, Villa Albertina, que también paraba en La Doce de Boca, vio la posibilidad de hacerse con la barra. Que deja mucho más por los «negocios periféricos» que maneja -delito común y La Salada- que con los típicos de cancha.

Por ejemplo, en una investigación por un secuestro extorsivo y el posterior crimen del dueño de una gomería, la Justicia allanó un club de barrio, Santa Isabel, donde encontró un arsenal que incluía armas largas y cortas, handys que captaban frecuencia policial y ropa original de la Policía Bonaerense, que se utilizaba para hacerse pasar por efectivos a la hora de cometer los delitos.

La barra de Los Andes

Nada de esto, suponen en Tribunales, podía hacerse sin apoyo político. De hecho, también se investiga la denuncia de dos importantes empresarios de la construcción que aseguraron que la barra de Los Andes copa todas las obras en la zona y exige arma en mano el pago de $35.000 mensuales para dejarlos trabajar, con presunta complicidad de la UOCRA local según declararon en la Justicia.

Semejante recaudación es un botín tentador para los violentos.

Así, comenzó una guerra de guerrillas entre las facciones «La descontrolada banda de José» y la de Villa Albertina que terminó llevando a prisión por distintos delitos a los líderes del clan Paz, uno de ellos acusado de homicidio, y a tres del grupo de Villa Albertina por lesiones graves, tras tirotear a sus rivales en la previa al último partido del año pasado.

Con este panorama, nadie sabe qué puede ocurrir en una batalla que se libra a sangre y fuego y que ahora suma nombres famosos, ya que la imagen de Di Zeo fue incorporada a la causa dándole presunto valor a otra de las hipótesis que manejan en la Justicia: que las barras de los clubes grandes andan buscando equipos populares del Ascenso para ganar sus tribunas y desde allí expandir sus «negocios» por todo el Conurbano bonaerense.

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