La trama secreta de la sospechada elección del Mundial 2022: ¿Se juega en Qatar?

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Cuando los funcionarios del FBI se constituyeron en Zúrich para llevar a cabo las detenciones ordenas por el Departamento de Estado -42 órdenes de captura y 14 detenidos en el lugar –, lo que buscaban no era lo que resultó. Pero igualmente fue muy útil esa acción para lograr en un futuro cercano el objeto prioritario de la investigación.

La Justicia de los Estados Unidos, a quien luego se unió la de la propia Suiza, estaban investigando a los dirigentes votantes en el Congreso de la FIFA llevado a cabo en el Hallen Stadion de Zúrich el 31 de Mayo de 2011. En ese acto, estuvieron presentes unas dos mil personas vinculadas al fútbol mundial de las cuales 208 fueron en representación de otras tantas federaciones. Cada uno emitió su voto y ganaron por mayoría Rusia para organizar el Mundial inminente y Qatar para el 2022 . Obviamente Brasil 2014 ya estaba en marcha y no ofrecía dudas de procedimiento.

El lavado de activos a través de bancos norteamericanos por parte de la mayoría de los entonces dirigentes de la Conmebol y algunos empresarios coincidía con un «dossier» que la agencia de Inteligencia Israelí Mossad le había anticipado al FBI. Y el núcleo central de tal informe era que dirigentes de la FIFA de distintas partes del Mundo habían movido más de 72 millones de dólares para «destinos no oficiales». Claramente quedaba en duda la transparencia sobre la elegibilidad de Qatar como organizadora de un Mundial. Se trataba de investigar si quienes la votaron lo hicieron por convicción o por algún interés espúreo.

El entonces presidente Joseph Blatter cumplió con todo el protocolo solicitado por el FBI: entregó la lista de los congresales, los datos personales de cada uno, los números de cuenta de cada federación afiliada, los alojamientos programados en Zurich, los acompañantes declarados de cada dirigente extranjero invitado, los vehículos oficiales asignados a las autoridades con rango, los días, horarios, números de vuelos y compañías aéreas en que arribarían y partirían los miembros del congreso.

Los investigadores ya tenían pruebas de los «casos Conmebol y Concacaf» a partir de la delación de Chuck Blazer – fallecido ex Secretario General de la Conmebol y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA – hasta el 2013, fecha que fue suspendido por 90 días al sospecharse fundadamente que había recibido una coima de 20 millones de dólares. Era cierto y Blazer, en procura de mejorar su situación judicial, le contó todo a Michael García, un ex fiscal norteamericano a cargo la investigación pedida por la propia FIFA bajo la presidencia de Joseph Blatter quien lo designó Presidente del Tribunal de Etica.

El informe de Michael Garcia contiene 990 páginas. Todos debieron declarar bajo «Juramento y confidencialidad». Por su oficina desfilaron Joseph Blatter, Julio Humberto Grondona, Angel María Villar… todos. Y aunque al principio hubo cierta resistencia a la «Cláusula de Confidencialidad», la misma se ha cumplido estrictamente hasta hoy. Allí está todo bajo la responsabilidad de García a cargo del Órgano de Instrucción. Una vez finalizada la reveladora investigación, el dossier le fue entregado al Presidente del Órgano de Decisión de ese Tribunal, Hans Joaquim Ecker, con la expresa solicitud de que se diera a conocer públicamente a través de la prensa. Pero Hans Joaquim Ecker se negó. Y García entonces protestó la medida recurriendo al Tribunal de Apelaciones de la FIFA.

En este informe Joseph Blatter, Angel María Villar (a quien las autoridades nacionales españolas deberán reponer en su cargo de presidente de la Real Federación de Fútbol pues para la FIFA no ha cometido dolo alguno) y Julio Grondona quedarían fuera de toda sospecha de soborno por la elección de Qatar. Por el contrario, los tres fueron parte de los 11 votos del Comité Ejecutivo de la FIFA en favor de los Estados Unidos contra los 13 que tras varias decantaciones y debates lograron los enviados del Emir de Qatar, Tamin bin Hamad al Thani

No caben demasiadas dudas que este escándalo no habrá de finalizar cuando se juzgue a quienes están presos en cárceles o domicilios vinculados a lavado de activos, coimas por derechos de transmisión televisiva e influencias directas e interesadas en distintas federaciones del continente. Juan Angel Napout (Paraguay) y José María Marin (Brasil)ya fueron declarados culpables por el Tribunal que lleva la causa en los Estados Unidos.

Mientras que Manuel Burga (Perú) espera la decisión del Tribunal. Estos arrepentidos, imputados, sospechados o culpables fueron sometidos a derecho en juicio por el lavado de dinero de coimas y prebendas en la región de la Conmebol y están sirviendo como ejemplos a condenar con prisión, aun cuando el principal objetivo es saber quienes y bajo que condiciones votaron por Qatar para el Mundial de 2022.

El caso Rusia está superado. Siempre quedará una espina pero sin aparentes ilícitos probatorios. La FIFA ya sabe que no podrá meter mano en nada que se realice previamente. Ni inspecciones, ni recomendaciones, ni sugerencias. El propio Vladimir Putin le ha puesto cuerpo y prestigio personal a este tema. No será un Mundial glamoroso especialmente para el tan identificado espíritu latino en el fútbol. Obviamente se confía en que las obras en construcción lleguen a finalizarse en término y que después de la primera semana de competencia se vayan afianzando aspectos de una organización cerrada y monoidiomática.

El problema es que una vez que pase este próximo Mundial la FIFA estará frente a un grave dilema que podría terminar en escándalo. Y tal dilema es si seguir adelante con Qatar o «revisarla» como país organizador. Hay aspectos éticos, políticos, religiosos, sociales, deportivos, climáticos y de seguridad internacional que obligan a poner una severa y consensuada observación sobre la conveniencia de llevar un Mundial a una región en estado de beligerancia constante, con aliados y enemigos dinámicamente mutantes y una mayoritaria convicción internacional sobre el apoyo económico, logístico y armamentista que Qatar ofrece a algunos grupos terroristas fundamentalistas como EL, ISIS, DAESH , todos desprendimientos de Al Qaeda (La base) que sometieron al Mundo con verdaderas e irrecuperables tragedias.

Este sultanato que apoyó la «Hermandad Musulmana» en el 2011- grupo político que no cree en el Califato y sí en las urnas- se independizó de la Gran Bretaña en 1971. Hoy –vale la pena repetir «hoy» – sus principales enemigos son Arabia Saudita, Egipto, Bahrein, los Emiratos Arabes Unidos, Yemen y Libia. Y su enemigo eterno es Israel. Sus aliados en el conflicto con Arabia Saudita son Turquía e Irán. Pero si el presidente Donald Trump avanza con la facultad de trasladar la Embajada de los Estados Unidos desde Tel Aviv a la Ciudad Sagrada de Jerusalén –tal como lo votó el Capitolio en 1995 y lo acaba de criticar un documento de la ONU – Qatar podría transformar en aliado a Arabia Saudita e incrementar su apoyo a los grupos insurgentes palestinos Hammas y a la Yihad Islámica a quienes sostiene económica y logísticamente desde hace décadas convirtiéndose en un acérrimo enemigo de Israel e indirectamente de sus principales potencias soportes que son los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.

No obstante Qatar sigue siendo el territorio de la mayor base aérea de los Estados Unidos en la región con «Cuarteles de Respuesta Temprana» en Kuwait (el primer ingreso a Irak partió desde allí) y la Quinta Flota en Bahrein. O sea que estos factores o garantizan absolutamente un evento de la magnitud de un Mundial en absoluta paz o dada la lógica terrorista de los fundamentalistas se convierte en objetivo de seducción criminal. ¿Valdrá la pena arriesgarse y arriesgar tanto a la humanidad dándole en tales condiciones la organización de una Copa del Mundo de Fútbol?

Cuando hablamos de Qatar, hablamos del país proporcionalmente más rico del mundo. Veamos solo algunos ítems: su condición de primer exportador mundial de petróleo y gas licuado le ha dado una fortaleza económica que ha puesto a Qatar en el 14° puesto mundial de Fondo de Inversión con 335.000 millones de dólares en activos. Hay mas dinero qatarí invertido en propiedades en Londres que aquel que poseyere la propia Corona Británica. Además, y como se sabe, el Emir Tamim bin Hamad Al Thani –figura omnimoda política del país- es dueño del PSG de Francia, fue sponsor del Real y del Barcelona para su linea Qatar Airlines con la que sumó una enorme alternancia en el mundo decisivo del fútbol mundial. Es además el dueño de la Villa Olímpica de Inglaterra entre mas de cincuenta emprendimientos deportivos y se ha transformado en el principal inversor de las bolsas de diez países europeos, con fuerte presencia e influencia en prestigiosos medios de comunicación de los mas importantes países del mundo. Podría resultar esta una buena razón para que el tema de la sospechada corrupción en FIFA por la compra de votos por parte de Qatar no haya estado nunca en la cresta de la ola. Y también pareciera que la FIFA le da una visión periférica toda vez que muchos de sus actuales dirigentes quedaron vinculados antes de llegar a Zúrich a la poderosa causa económica que significa Qatar.

Repasemos: Qatar le ganó a los Estados Unidos por un par de votos (13 a 11) la designación del Mundial 2022 en el seno de su Comité Ejecutivo. Zinedine Zidane, el actual técnico de Real Madrid, fue la cara visible del emprendimiento. No extrañó pues que, con el auspicio de Qatar Airlines en su camiseta, Zinedine haya sido el elegido para suceder a Rafa Benítez en la dirección técnica del Madrid desde enero del año pasado. Pero quien era presidente de la UEFA cuando todo esto se gestaba- Michel Platini – trabajó voto por voto a favor de Qatar a pedido de Nicolas Zarkozy, según explicaría después. Además uno de sus hijos es funcionario del Comité Organizador en Doha. Por entonces el actual presidente de la FIFA, Gianni Infantino era el Secretario General de la UEFA, la «mano derecha» de Michel Platini. No resulta difícil establecer la convergencia: Infantino al trabajar para Platini también lo hizo para Qatar. «Grandes amigos». Y a partir de allí coincidentemente la compañía aérea Qatar Airlines se convirtió en el «main sponsor» de los próximos dos mundiales por una cifra no revelada oficialmente que los expertos estiman en no menos de 700 millones de euros que recibirá la FIFA.

La opulencia económica obscena de Qatar puede lograr respuesta para todas las objeciones. Para los 50° de temperatura promedio en mayo-junio, están proyectando una nube artificial que cubre el cielo, despide una especie de rocío y hace descender la temperatura en alrededor de 14°. Esa nube será capaz de cubrir Doha y otras pequeñas locaciones donde funcionaran los estadios.

Arriban mensualmente 26 buques portacontendores que hacen escala en los puertos de los Emiratos Arabes Unidos y llevan a Qatar desde el cemento hasta llaves de luz para las cabinas de los ocho nuevos estadios que tendrán aire acondicionado para los jugadores y para el público. En esos buques que proceden desde diversos puertos del mundo también llegan los materiales necesarios para la ampliación del aeropuerto, la construcción de un subte, la ampliación de las redes ferroviarias y la construcción total de una nueva ciudad que sirva de sede con una inversión de 200.000 millones de dólares.

Probablemente se permita que algunas mujeres seleccionadas previamente y de manera excepcional puedan concurrir a los estadios durante la disputa de la Copa del Mundo. Será «pour la galerie». También quedarían temporariamente suspendidas algunas restricciones discriminatorias como el ingreso de los turistas del lugar del mundo que provinieren, de las personas que han elegido ser homosexuales, de las demás razas y de aquellas que profesaren diferentes religiones, menos –por ahora – los judíos que provengan desde Israel. Y por cierto no se permitirá tomar alcohol ni aun en forma privada- en la habitación de un hotel por ejemplo – pues se trataría de un delito «religioso» sumario.

El poderío económico , la influencia mediática internacional, la inmejorable relación con la actual FIFA que viene desde que Infantino era Secretario de la UEFA en tiempos de Platini presidente, la ascendencia sobre los principales clubes de las mas importantes ligas del mundo es tan significativa que no se ha reflexionado seriamente aún sobre los 400 obreros que dejaron su vida en las diferentes construcciones y la aterradora estimación de las compañías de seguros sobre una trágica multiplicación de victimas fatales de los obreros inmigrantes que construyen estadios, autopistas, subtes o ciudades y que alcanzarían una cifra inaceptable para la humanidad.

Por cierto que esto deberá resolverlo rápidamente la FIFA – por ahora proclive y sometida al dinero de Qatar- pues cualquiera de las medidas discriminatorias van en el sentido contrario al espíritu de su doctrina. Y también deberá estudiar la FIFA respecto de la fecha de realización aunque haya «nubes que cubran el cielo» o «aire acondicionado para todos». Pero realmente mover el calendario de 208 federaciones para jugar el Mundial de 2022 en Noviembre o Diciembre de 2021 suena a extravagante y casi imposible.

Un diagnostico a «mano alzada» no da elementos para que la FIFA le quite «per se» el Mundial 2022 a Qatar pues se trata de una «relación bien aceitada» desde hace años. A menos que la subordinación de Gianni Infantino choque contra la verdad de la Justicia –la los Estados Unidos y la de Suiza- que tienen claro que Qatar compró votos y que la única razón para realizar el Mundial no es el fútbol sino el monstruoso lavado de dinero que un Mundial le permitiría a un país enormemente rico que vende petróleo, gas licuado y armas para los grupos terroristas que tienen al mundo en vilo.

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