El gobierno de Mauricio Macri está próximo a cumplir su primer año, con grandes dificultades en el plano económico y el impulso de algunas reformas, principalmente financieras (salida del default, fin del «cepo» cambiario, acceso al crédito internacional) que no bastaron para superar la recesión.
Los economistas anticipan para 2017 un crecimiento moderado que servirá para compensar la caída general experimentada en 2016, la continuidad del déficit fiscal en los mismos niveles en que lo dejó la administración de Cristina Kirchner, una inflación que se reducirá a la mitad respecto de este año y el recurso del endeudamiento público para suavizar la pérdida de actividad.
El presidente del Banco Central Federico Sturzeneggerdefendió la «visión de que la baja de la inflación, además del efecto distributivo inmediato, es la manera más conducente para lograr el desarrollo productivo y del empleo». Por ello la caída de la inflación es uno de los principios para hacer frente en 2017 a la baja del PBI, que, según su descripción «empezó en la segunda mitad del año pasado», aunque ésta «no es de las recesiones más grandes ni cerca de la que hemos tenido en los últimos años».
El BCRA decidió una nueva baja en las tasas de interés de Letras LEBAC, que para bonos a 35 días descendió a 25,75%anual. Sturzenegger afirmó que «la tasa de interés se va a tener que mantener positiva pero en un rango razonable», pues este instrumento es central para la reducción de la inflación.
En tal caso, una menor inflación y una reducción de las tasas de interés en pesos, si se producen en simultáneo el año próximo, podrían aportar un esperado efecto reactivador para la economía.
La caída de la actividad económica en 2016 es una preocupación concreta para el Gobierno, que reconoció ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) que la recesión «fue más prolongada y severa de lo esperado», por la necesidad de aumentar tarifas para recortar los subsidios a la energía, eliminar los controles al dólar y frenar la obra pública «para examinar las deudas pendientes».
Las previsiones de crecimiento para 2017 oscilan en un rango entre 2,5 y 3,5 por ciento
El informe presentado al FMI asegura que en el último trimestre de 2016 «la caída en la producción ha tocado fondo» y que hay señales de recuperación. «A pesar de un repunte en 2015 impulsado por el estímulo fiscal preelectoral, la economía se había estancado desde 2011 y comenzó a contraerse en el último trimestre de 2015″, explicó el documento rubricado por Héctor Torres, representante argentino ante el organismo.
En ese marco, justificó el amplio déficit fiscal que, si bien heredó del pasado, no se redujo en el corriente año. «Cuando la nueva administración asumió el cargo tuvo poco margen para políticas fiscales anticíclicas y tuvo que hacer frente a deudas tomadas por la administración anterior».
El Gobierno aguarda una expansión económica de 3,5% para el año próximo, aunque las posibilidades de salir de la recesión antes de fin de año se redujeron de 73% en septiembre a 40% en octubre, según los resultados del Índice Líder del Centro de Investigación en Finanzas de la Escuela de Negocios de la Universidad Di Tella. El centro de estudios estimó que la actual recesión se inició en junio de 2015.
Un reporte de Ecolatina puntualizó que «probablemente haya un repunte del consumo en el último mes del año, tal que permita mejorar el alicaído humor social tras un año complejo. De cualquier manera, queda claro que ello será insuficiente para recomponer el fuerte deterioro que exhibió el gasto de las familias durante el resto del año».
APORTE DEL CAMPO Y OBRA PÚBLICA
En todo caso, el abordaje del déficit fiscal se aplazaráprobablemente hasta las elecciones legislativas, aún con un escenario internacional más adverso para la Argentina. Un estudio elaborado en conjunto por el Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) y Miguel Kiguel, de la consultora Econviews, estimó que el rojo de la cuentas públicas «difícilmente sea menor al de este año en términos del Producto Interno Bruto» y «seguramente rondará 7,2%» en 2017.
En la elaboración del proyecto de Presupuesto para 2017, el Gobierno previó un déficit primario equivalente al 4,3% del PBI. El análisis de IAEF y Econviews además calculó para el año próximo una inflación en torno del 22%, cinco puntos más que la pauta oficial.
«La Argentina, que viene experimentando un cuadro recesivode su economía, particularmente en el sector manufacturero, tendría espacio para que su PIB crezca alrededor del 2,5%como promedio anual, con una suave tendencia a la aceleración con el correr de los meses», añadió, al tiempo que precisó que «el crecimiento estaría liderado por la exportación y por la inversión –en particular la pública-, acompañando el consumo».
Si el PBI crece en 2017, cerrará el año próximo en niveles similares a los de 2011
Es decir que el rol exportador del agro y la obra pública serán los pilares de crecimiento el año próximo, a un ritmo que alcanzará solo para recuperar lo perdido en 2016. «Como contrapartida, no parece haber espacio para que el tipo de cambio real pueda rezagarse muchos más. Y debe recordarse que hay ajustes en las tarifas aún pendientes», pronosticó el IAEF.
Rafael Flores, presidente en Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) consideró que «los supuestos macroeconómicos que plantea el Gobierno son alcanzables, y eso marca una diferencia con lo que venía pasando en los últimos años. Sin embargo, alcanzables no significa que se vayan a alcanzar. Hay algunos puntos que parecen muy optimistas, como la evolución del tipo de cambio, cuando todo indica que habrá una apreciación del peso».
En una presentación en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas porteño, Flores indicó que «uno de los datos más significativos de este Presupuesto es el gasto en obra pública», pues la inversión se incrementará un 38% y alcanzará los $65.475 millones». Subrayó también que «el gasto público aumentará un 22,1% con un fuerte incremento de los gastos de capital. Hay un punto que se destaca especialmente: habrá un crecimiento de los servicios sociales hasta llegar al 64% del total del gasto».
Por último, planteó algunas dudas sobre la coherencia de la política económica: «Hoy tenemos una política fiscal gradualista combinada con una política monetaria mucho más dura. Eso genera inconsistencias que no se pueden sostener indefinidamente. Hay que elegir un camino», precisó.
Juan Gasalla/Infobae