La Unión Europea selló un acuerdo histórico para un masivo plan pospandemia

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Tras cinco días de extenuantes discusiones en la cumbre europea más larga de los últimos 20 años, los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) llegaron en la madrugada de hoy a un histórico acuerdo sobre el masivo plan de reactivación económica de 750.000 millones euros destinado a ayudar a los países del bloque más afectados por la pandemia del coronavirus.

Los 27 mandatarios europeos lograron en la madrugada del martes un histórico acuerdo para superar los estragos del coronavirus con un inédito fondo de 750.000 millones de euros (840.000 millones de dólares), basado en la mutualización de deuda. Un fondo de recuperación para relanzar las economías del bloque comunitario, especialmente las de los países más golpeados por la pandemia como España e Italia.

«¡Acuerdo!», anunció por Twitter el presidente del Consejo europeo, Charles Michel, poco después de las 5.30 del martes (hora local).

Después de interminables horas de reuniones, discusiones y enfrentamientos, los 27 líderes del bloque se acordaron sobre un plan menos ambicioso que el inicial, presentado por el infatigable presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel. Como lo exigían los países del norte, denominados «los frugales» (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca) liderados por el primer ministro holandés, Mark Rutte, el proyecto final redujo la parte de subvenciones previstas, aumentando los préstamos.

Si bien el monto total del plan (750.000 millones de euros) no se modificó, la parte consagrada a subvenciones se elevará a 390.000 millones, contra 500.000 millones previstos inicialmente. El resto estará constituido de préstamos que los países beneficiarios deberán reembolsar.

Sin embargo, a pesar de los bloqueos y enfrentamientos, no solo entre países del Norte y del Sur, sino también del Este y el Oeste, la UE consigue una vez más demostrar a los euroescépticos que sabe mantenerse unida en momentos de crisis. Lento para coordinar su respuesta inicial ante la pandemia de Covid-19 y debilitado por la partida de Gran Bretaña, el bloque fue capaz de dar ayer un paso fundamental en el camino de la construcción europea, aceptando una «mutualización» parcial de la deuda de los 27, un hecho histórico sin precedentes.

«Ha sido una cumbre extremadamente larga y difícil. Pero el resultado valió la pena», declaró con satisfacción el primer ministro irlandés Michael Martin.

Después de las primeras y devastadoras semanas de pandemia que azotaron a Italia y España, los europeos obtuvieron mejores resultados sanitarios que Estados Unidos, gracias a una estrecha colaboración sanitaria y económica. Por su parte, el Banco Central Europea (BCE) consagró 1,6 billones de euros a comprar en pocos meses títulos de deuda pública y de empresas de la eurozona, entonces una estrategia aun más ambiciosa que la de la Reserva Federal.

Muchos diplomáticos, sin embargo, consideran que estos cinco días de tensión dejarán secuelas en las relaciones intercomunitarias. El responsable de la oficina en Bruselas de la Fundación Robert Schuman, Eric Maurice, teme que -lejos de disminuir- estos enfrentamientos vayan en aumento.

Acusaciones a los «frugales»

«Sabemos que otras crisis se producirán y vemos que cada vez es más difícil ubicarse en la misma longitud de onda entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste y ahora entre los grandes y los pequeños países», explica.

La tirantez era tan intensa ayer por la mañana que, excedido y golpeando la mesa con el puño, el presidente francés Emmanuel Macron amenazó con regresar de inmediato a París, denunciando los «bloqueos estériles» de los «frugales».

Menos diplomáticos, los primeros ministros de Polonia, Mateusz Morawiecki, y de Hungría, Viktor Orban, acusaron a los «frugales» de ser un «grupo de Estados egoístas y avaros, con una estrecha visión que se focaliza solo en sus propios intereses». La verdadera razón de la irritación de Varsovia y Budapest contra sus vecinos del norte reside, en realidad, en la exigencia de estos de condicionar el desembolso del plan al respeto del Estado de Derecho, sacrosanto principio del bloque, que ambos países ignoran con frecuencia.

Luisa Corradini/La Nación

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