La victoria de Perotti dispara una intensa carrera entre Fernández y Pichetto para obtener su apoyo electoral

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Omar Perotti cumplió su sueño político: alcanzó la gobernación de Santa Fe, derrotó al socialismo que gobernaba desde 2007 y logró unir a todo el peronismo provincial bajo el frente electoral Juntos. Asimismo, el triunfo de Perotti disparó una intensa carrera cuerpo a cuerpo entre Alberto Fernández y Miguel Ángel Pichetto para obtener su respaldo político.  Ambos dirigentes justicialistas pretenden que el gobernador electo juegue a su favor en las PASO, una hipótesis electoral que Perotti evaluará en los próximos días.

En este contexto, no sorprende que Fernández haya felicitado a Perotti por teléfono, que Pichetto hubiera usado su presencia en la televisión para festejar el triunfo del peronismo en Santa Fe y que Sergio Massa posteara un tuit en sus cuenta personal.

Con todo, Perotti es un político experimentado y es imposible que sea seducido por un comentario mediático. El candidato a presidente de Cristina Fernández deberá batallar muy fuerte con el candidato a vicepresidente de Mauricio Macri, que es amigo de Perotti y comparten opinión política y personal sobre CFK y su peculiar manera de administrar los fondos públicos.

El gobernador electo de Santa Fe tiene diferencias políticas y económicas notables con Macri, pero sabe que el presidente no utiliza a los fondos públicos para condicionar a las provincias opositoras. Al contrario, Perotti monitorea las cuentas de Santa Fe y reconoce que Nicolás Dujovne gira como corresponde las partidas previstas en el Presupuesto Nacional.

Fernández y Massa harán pressing político sobre Perotti, que intentará mantener su equidistancia electoral. El gobernador electo está en una disyuntiva política y personal: no comparte las ideas de Macri, ni la ideología populista de Cristina.

Sin embargo, Perotti tiene poco espacio para la duda política. Su frente electoral incluye a un puñado de punteros kirchneristas que jugaron a favor, y entonces su probable independencia puede causar refriegas y reclamos internos.

Al margen del operativo seducción sobre Perotti, la derrota del socialismo pone en problemas a la fórmula de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, que tenía a Santa Fe como su  bastión para apoyar una compleja campaña electoral. El socialismo junto al GEN, liderado por Margarita Stolbizer, era  lo único que podía mostrar la coalición Consenso Federal 2030.

Ahora, Lavagna y Urtubey sólo tienen a la provincia de Salta como territorio propio, muy poco para sostener una fórmula que quedará atrapada en la polarización que ejecutarán las fórmulas de Macri-Pichetto y Fernández – Fernández.

Esta situación política agrega un hecho extra al cierre de las listas para las PASO. Lavagna junto a Urtubey es una amenaza electoral para Macri y Pichetto, porque su plataforma política intenta seducir al votante desencantado de Cambiemos. Y frente al poderío de Fernández y Fernández, un voto menos puede implicar un fuerte dolor cabeza en la primera vuelta electoral.

Por eso, no debería sorprender que Macri utilice su cercanía personal con Urtubey para dinamitar la formula de Consenso Federal 2030. El presidente no soporta el ego de Lavagna y preferirá sentarse a negociar con el gobernador de Salta, que se impuso objetivo político y personal: evitar que Cristina regrese a las cercanías de Balcarce 50.

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