No existen las gestas históricas sin que el protagonista se recupere de un tropezón a lo largo del camino. Y vaya si Lanús sabe de eso. En la presente edición de la Copa Libertadores, los dirigidos por Jorge Almirón estuvieron al borde de la eliminación ante San Lorenzo (en los cuartos de final) y River (semifinales), pero se repusieron frente al panorama adverso y resultaron victoriosos. Ahora, en la gran final, el escenario se repite: Gremio, el último rival en el camino a la gloria, ganó el partido de ida en Porto Alegre por 1-0, por lo que hoy, en una Fortaleza que promete explotar de pasión, Lanús deberá luchar para dar vuelta la historia y poder gritar campeón de América por primera vez en sus 102 años de vida.
No hay otras palabras para definirlo: el de hoy (20.45, por Fox Sports) será el partido más importante de la historia de Lanús. Así se siente desde adentro de Arias y Guidi y así se lo cuentan a los de afuera quienes ven cómo el equipo cautivó a un continente entero con su propuesta de fútbol ofensivo y la pelota al piso como máxima premisa. Los números son claros: Sand y compañía necesitan un gol para igualar la serie y forzar los penales mientras con una diferencia mayor serán los campeones. Y hay un detalle para nada menor: en la final no se tienen en cuenta los goles de visitante.
Lanús lo sabe: además de su buen juego otra de sus fortalezas radica en la localía, ya que en esa condición ganó sus últimos cinco partidos en la Libertadores (dos de ellos fueron precisamente ante San Lorenzo y River para revertir ambas series). Eso sí, enfrente habrá un equipo que no se achicará. Gremio -que busca la tercera Libertadores de su historia tras haberla ganado en 1983 y 1995- acumula tres encuentros como visitante sin derrotas (con dos victorias y un empate), en los que además no recibió goles. De los dos lados habrá bajas de peso y en ambos casos se tratará de defensores. En Lanús, Diego Braghieri no podrá jugar por acumulación de amarillas mientras en Gremio el que tampoco estará presente por suspensión será el argentino Walter Kannemann.
“Son 90 minutos muy importantes. Tenemos que hacer un partido inteligente. No puedo asegurar el resultado pero vamos a dar todo. Estoy convencido de que el equipo estará a la altura. Ya lo demostró en esta Copa”, graficó Almirón con la esperanza como bandera.
“Lanús va a tener que salir a jugar. Además de estar en casa, necesita el resultado. También tendrá la presión de sus hinchas y va a tener que dejar espacios. Será un partido totalmente diferente al de Porto Alegre, donde jugó a defenderse”, retrucó Renato Portaluppi, el entrenador de Gremio.
Noventa minutos separan a Lanús de grabar su nombre en la historia. Deberá luchar desde atrás, es cierto. Pero el equipo ya demostró que en las paradas más difíciles es cuando más fuerte se hace.
Clarín
