Las dos caras de un Teo Gutiérrez siempre polémico: volvió a su barrio simulando ser un indigente y luego repartió juguetes

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Foto Web

Los niños de La Chinita, el barrio humilde donde nació Teófilo Gutiérrez, lo esperaron con ansias durante siete horas: es un evento clásico de la Navidad en Barranquilla: Teo vuelve al pago y reparte juguetes entre los presentes. Pero su irrupción se dio de manera inesperada. Y polémica. En escena apareció un indigente, harapiento y con imagen de poca higiene. El personaje corrió entre la gente, con una bolsa en la mano, simulando un robo. Acto seguido, fue interceptado por policías del lugar, que le pidieron que exhibiera el contenido de la misma. Y ahí, el supuesto vagabundo, sacó una camiseta de la selección Colombia, con la leyenda «Teo» en la espalda. Sí, el indigente era el delantero, de 32 años, disfrazado. Después pasó por la vivienda familiar, se bañó, se mudó de ropa, y allí, sí, comenzó el acto de caridad que tuvo un puntapié inicial bastante particular…

El evento se realizó en medio de la polémica porque Teo fue acusado de intentar seducir a las esposas de dos de sus compañeros en Junior: Roberto Ovelar y James Sánchez. El paraguayo Ovelar y su esposa Gladys Ortega ya se mudaron a Bogotá: el delantero jugará en Millonarios. Mientras tanto, continúa efervescente la controversia con Sánchez y Karina Cruz, su mujer.

Acompañado por su mujer y sus hijos, Gutiérrez se asomó a la puerta de la casa natal y, vestido con remera y gorra de su fundación («Teogol»), realizó el reparto de juguetes. Teo volvió a Colombia tras sus vacaciones y, además del acto solidario con los niños, también se acordó de uno de sus ídolos: fue a la casa de la mamá del cantante local Diomedes Díaz, fallecido en 2013, y le regaló la casaca de Junior, con el dorsal 29 impreso en la espalda.

Más allá de que sean habituales, las acciones de Gutiérrez buscan maquillar su imagen en medio del escándalo que lo tiene como protagonista, y que puede incluso poner en riesgo su continuidad en el club del cual es aficionado. En La Chinita, por lo pronto, el sentimiento hacia él no cambia. Aunque su ingreso a escena nunca abandone el sello polémico.

Fuente: Infobae

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