Las dos leyes que Alberto Fernández quiere que vote el Congreso después del domingo 27

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Tercero en la línea de sucesión presidencial, Federico Pinedo dijo que, en caso de ganar el Frente de Todos, la transición debe comenzar el 28 de octubre. La pregunta se la hicieron en el marco del encuentro de IDEA, al que no asistió ni el presidente Mauricio Macri ni su principal rival, Alberto Fernández. En el equipo albertista coinciden con el senador nacional y si festejan en la madrugada del 28, por la mañana empezarán a tender puentes con el oficialismo y pondrán en acción a sus legisladores nacionales. Dos son las leyes que quieren que el Congreso vote antes del recambio y una después del 10 de diciembre.

“El Frente de Todos es amplio, con diversos sectores dentro del Parlamento y a la ola victoriosa habrá que empujarla con unidad y acciones”, señaló a Infobae un vocero del interbloque opositor. El propio Alberto Fernández, al lanzar el Plan Argentina contra el Hambre, dijo que hay varias iniciativas que no necesitan más que la decisión política de los bloques del Congreso para ser aprobadas. Se refería principalmente a la Ley de Góndolas (ese día recordó que Juan Grabois, referente de la CTEP presente en el acto, se la reclamaba). El proyecto apunta a hacer más accesibles los productos que integran la canasta básica, que no haya monopolios en las góndolas y garantizar el acceso a los alimentos y a la calidad de alimentos. La iniciativa incluye también la apertura de espacios en los supermercados para los productores de la llamada economía social, lo que tendría el doble beneficio de estimular ese tipo de empleo y ofrecer mayor competencia entre los productos y mejor calidad. Esa iniciativa es parte también de las negociaciones que por fuera del Parlamento encarga por estos días el diputado Daniel Arroyo, a cargo del plan contra el hambre.

Esta semana, en un intento por reactivar al Congreso, se intentó avanzar con el otro proyecto de ley que interesa al Frente de Todos. Fracasaron. Se trata de la Ley de Alquileres y en el peronismo están del lado de los inquilinos. Hay varias iniciativas presentadas en el Congreso. En el PRO fue Daniel Lipovetzky su mayor impulsor aunque con una idea diferente a la de la oposición. El diputado, de buen diálogo con las distintas variedades del peronismo, convocó a un plenario de la Comisión de Legislación General. No hubo quórum porque hubo amplia ausencia del PRO y sólo bajaron a la reunión, además de Lipovetzky, Felipe Solá, Adrián Grana, Vanesa Siley, Guillermo Carmona y Martín Doñate del FpV y Red por Arentina y los radicales Carla Carrizo, Brenda Austin, Mario Arce y Luis Petri. Además estuvieron Agustín Rossi, que es autor de uno de los proyectos, y por el Movimiento Evita la diputada Araceli Ferreyra.

Antes hubo una reunión entre Solá, Grana (que trabaja el proyecto de Rossi) y Lipovetzky. Los peronistas están dispuestos a consensuar sus iniciativas y el diputado del PRO no quiere dejar su banca sin que haya una ley para un tema por el que batalló tanto como para la interrupción voluntaria del embarazo. El trámite de hecho tiene fecha de inicio en el 2016.

Lo que no se pudo la semana pasada, menos se podrá esta última semana previa a las elecciones del domingo. Pero después del 27, el peronismo volverá a insistir para consensuar varios de los proyectos que tienen estado parlamentario, entre ellos uno para que se amplíe el contrato mínimo de alquiler de dos a tres años, que el precio se reajuste en forma anual, que la comisión a la inmobiliaria la pague el propietario y que haya un sólo mes de depósito en concepto de garantía (el que el dueño debe devolver a valor actualizado al finalizar el contrato). El objetivo principal es bajar los gastos a 7 millones de inquilinos en todo el país.

El tercer proyecto de ley a tratar apenas asuma el nuevo Presidente será el Presupuesto Nacional. El albertismo quiere aprobrarlo después del 10 de diciembre, tras estudiarlo profundamente y analizar la ‘herencia’ que reciban, en caso de ganar.

Por ahora, no hablan mucho sobre el pago de la deuda pero es otro tema que podría tratar el Congreso o renegociar el próximo presidente.

El propio candidato a presidente del Frente de Todos habló de las “ansiedades” en la sociedad. Algunas son “urgentes”, como la pobreza y el hambre, argumentó. Otras, distintas, señaló, son las ansiedades de los mercados a los que les pidió calma para el día después a la elección nacional.

Desde que arrancó su campaña, y en los últimos tiempos con más intensidad, el candidato hizo foco en la pobreza, en la pérdida de capacidad adquisitiva de la clase media, en la caída del consumo y del mercado interno, en la pérdida de empleo, la suba de tarifas, el cierre de comercios y pymes, la falta de exportaciones y la inflación. Arreglar todo eso será dificultoso y Fernández no promete soluciones inmediatas. Pero sabe que habrá demandas más urgentes especialmente sobre aquellos que dice representar como dirigente peronista, los que más sufren y los que menos tienen. Como todo debutante en un cargo, su plan será mostrarse en acción con el impulso de los votos. Como suele suceder, en el principio hay confianza, expectativa y consenso. Pero en el Frente de Todos saben que la esperanza se agota en poco tiempo y es la razón por la que quieren aprovechar incluso el tiempo entre la elección, si no hay balotaje, y la asunción.

En ese marco hay dos etapas en el futuro inmediato. La primera es el tiempo que va entre el 28 de octubre y el 9 de diciembre, cuando Fernández se movería como presidente electo y pediría al Gobierno conocer los números y las reservas que quedan en el Banco Central. Ya dio una señal al descartar ayer que vaya a dejar a Guido Sandleris al frente de la política monetaria. No quiere a ningún funcionario de la actual gestión en su eventual gobierno. Su planteo es que no coinciden en la visión de lo que se debe hacer.

De lo que está seguro es de que esta semana debe fluir la campaña para conseguir la mayor cantidad de votos, concentrarse donde se puede ampliar a ventaja o donde hay empate técnico y evitar errores. Seguramente desde su búnker, si confirma el triunfo de agosto y con la misma contundencia, hará un llamado a una concertación social y reclamará por algunas de las leyes que se pueden votar aún antes de la asunción. El ejemplo será la Emergencia Alimentaria, pero ya bajo su control.

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