Las Gigantes terminaron su participación en Lima, pero la polémica continúa

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Ya corrió mucha agua debajo del puente. Del error imperdonable que privó a la Argentina de acceder a las semifinales del torneo femenino de básquet en los Juegos Panamericanos. Ya pasaron varias horas del llanto. Y de la impotencia. Las Gigantesterminaron su participación de la cita internacional con una victoria sobre Canadá (59-54) que le permitió acceder al quinto puesto. Un diploma que no conforma.

Colombia fue beneficiada por el sistema de walkover durante la segunda fecha del Grupo B. La indumentaria inadecuada del equipo albiceleste atentó contra el espectáculo y las jugadoras colombianas se llevaron la victoria sin transpirar. «Me hubiera gustado ver el partidoArgentina es una potencia. Tiene gran nivel, y los espectáculos requieren de ese talento. Me sorprendió que Colombia haya tomado esa determinación. Pensé que sólo se iba a postergar. Esos triunfos de escritorio no son bonitos. Fue una vivezadirigencial y no sé si Argentina hubiera hecho lo mismo si a Colombia se le hubiese presentado esa situación«, le dijo a Infobae Arnulfo Ramírez Otero, periodista de Metadeportescolombia.com.

«Se tomó un tiempo prudencial para que los uniformes de Argentina lleguen. Como la situación se salió de las manos y no hubo una solución en ese momento, creo que se dio los más justoA cualquiera le gusta ganar. Y más en una etapa como ésta. No veo que haya tenido nada de malo. Hay que demostrar que en un evento así hay que estar a la altura. Todos los equipos tienen que organizarse de la mejor manera. Es difícil entender que en un Juego Panamericano se cometan errores como estos, en un equipo de tanta tradición como tiene la Argentina», lo contradijo María Constanza Mora Pedraza, de la Asociación Internacional de Prensa Deportiva AIPS.

En la misma sintonía que su colega, pero con una perplejidad que todavía no puede reducir por la falta de profesionalismo criollo, el jefe de prensa del Comité Olímpico ColombianoHéctor Eduardo Chávez Páez, advirtió que «es algo insólito lo que sucedió». «En un evento tan grande que reúne a toda América, no se entiende cómo el equipo argentino cometió ese error tan extraño. Son cosas que pasan en el deporte, ajenas a lo que es la preparación de las atletas. Creo que el reglamento está para algo».

A su lado, con la misma línea de pensamiento, el fotógrafo Filiberto Rojas Ferro apoyó el argumento oficial al asegurar que «el reglamento está para cumplirse». «En una delegación tan experimentada no se puede permitir que pase esto. Los errores hay que pagarlos para que se aprenda la lecciónSi uno es flexible, pierden la credibilidad los Juegos Panamericanos«, agregó.

En su mayoría los cafeteros están de acuerdo con la postura de su seleccionado, porque «Colombia no tuvo ninguna injerencia en lo sucedido». «No hubo una postura inicial de no querer jugar el partido. Si hubiera sido así, te diría que sería una decisión muy radical, pero se buscaron opciones diferentes. Todos esperamos a que se dispute el partido, porque la intención de Colombia era jugarlo, más allá de tener delante a un rival complicado y que seguramente el resultado hubiese sido con derrota. Sin embargo, hay regulaciones que respetar», sostuvo María Constanza Mora Pedraza en diálogo con Infobae.

«A Colombia se le sale de las manos este tipo de situaciones. No sé cuánto podrá trastornar la reprogramación del partido, donde hay un escenario con su calendario y horarios establecidos. Hay servicios de TV que fueron pagados por un partido que resultaba muy atractivo porque se definía el pase a las semifinales ¿Si hubiera sido al revés, qué hubiese pasado?», se preguntó Héctor Eduardo Chávez Páez, y después de tomarse unos segundos respondió: «Creo que lo mismo, porque es una circunstancia que es ajena a lo deportivo. Esta vez le tocó a Colombia, que tuvo su premio doble por el triunfo y la clasificación a las semifinales. Pero hay que recordar que es un equipo que viene trabajando muy bien, con un ciclo de oro completo rumbo a Tokio». Los títulos en los Bolivarianos de Santa Marta, el Sudamericano  de  Cochabamba y el de los Juegos Centroamericanos de Barranquilla así lo demuestran.

A pesar de los razonamientos amparados en la reglamentación, Arnulfo Ramírez Otero se mantuvo en su postura al plantear que «fue una falla de logística elemental. «A mí me hubiera gustado ver el partido. No sé si es una mancha para nuestro equipo, porque con Estados Unidos perdimos 75 a 63 y fue un rival que presentó a jugadoras de una quinta o sexta categoría. De un nivel casi universitario», analizó.

Por lo tanto, ante la dicotomía que presenta el espíritu amateur en los Juegos Panamericanos fue resuelta por Filiberto Rojas Ferro, quien aseguró que «cuando se habla de deporte amateur, se habla de recreación. Aquí es mucho más competitivo, con un nivel internacional, donde se representan a sus países«. El recuerdo de un antecedente insólito fue la base de su argumento para concluir su hipótesis: «Está el famoso caso de Greg Louganis en los clavados de los Juegos Olímpicos de Seúl 88, donde saltó y se golpeó la cabeza. Todos los jueces debieron ponerle cero en la puntuación, pero hubo uno que le dio un punto. Con ese punto se clasificó a las finales y esa noche ganó el oro. Las cosas pasan por algo y con Colombia pasó algo similar».

Infobae

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