
Las persistentes lluvias de los últimos meses en Bolivia provocaron la muerte de 49 personas por riadas y derrumbes, y se continúa la búsqueda de ocho desaparecidos, informó el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes. Desde noviembre del año pasado, se contabilizaron cerca de 325 mil familias afectadas por las lluvias, de las cuales 708 quedaron con sus viviendas completamente destruidas.

El viceministro había advertido la semana pasada que Bolivia estaba ingresando a un “periodo extremadamente crítico” por las lluvias, que se espera se extiendan hasta mediados de abril. El Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) emitió un aviso de alerta roja por posible nuevo desborde de ríos en siete de nueve departamentos del país, que está vigente hasta el 5 de abril.

Derrumbes, riadas e inundaciones
Varias regiones del país sufrieron destrozos por las lluvias. Hubo deslizamientos de tierra, muchas veces agravados por movimientos ilegales de tierra o falta de permisos, riadas que afectaron poblaciones y dañaron carreteras y puentes, e inundaciones que afectaron principalmente cultivos, tanto en el altiplano como en la parte oriental del país.
A finales de noviembre, un deslizamiento de tierra en la zona de Bajo Llojeta, en La Paz, provocó la primera víctima de la temporada de lluvias: una niña de cinco años que quedó sepultada bajo el lodo, tras una intensa lluvia agravada por un movimiento de tierras presuntamente ilegal en la parte alta donde se planificaba construir un cementerio. Días más tarde, una población del área rural de Cochabamba, en el centro del país, también sufrió derrumbes que causaron la muerte de cuatro personas y aplastaron dos viviendas.
Por otro lado, la temporada de lluvias dejó intransitables carreteras troncales del país y aisladas a algunas comunidades, como el caso del municipio de Monteagudo, en el sudeste del país, donde las aguas del río crecido hicieron colapsar un puente.

En Quime, una localidad de La Paz, el desborde de dos ríos arrasó con decenas de viviendas, hizo caer árboles, inundó sembradíos, destruyó criaderos de peces, además de afectar puentes y caminos. Según un reporte oficial, 600 familias fueron afectadas y días después de la riada, muchas viviendas continuaban en riesgo.
“Tenemos que empezar a trabajar en la prevención, adelantarnos a los hechos que están sucediendo permanentemente en el territorio nacional”, manifestó ante los medios el viceministro Calvimontes.
Fuente Infobae